A pesar de que hace calor en Moscú, por la Plaza Roja circulan cientos de pazguatos con famosos gorros de invierno rusos recién comprados. Los vendedores al aire libre y los históricos almacenes GUM que dan a la principal plaza moscovita hacen su agosto aprovechando la llegada de unos 40.000 aficionados de Manchester United y de Chelsea que vinieron para ver la final de la Liga de Campeones. Todos quieren llevarse un gorro de piel con la estrella roja.
Para los hinchas británicos, una especie de parque temático organizado por la UEFA a pie del Mausoleo de Lenin se ha convertido en un punto de encuentro. Toman cerveza al aire libre y se quejan de que apenas hay información en inglés en las calles que les explique cómo llegar a los sitios clave de la capital rusa. Algunos anuncios en escritura latina, colgados en la Plaza Roja, parecen una gota de agua en un mar de cirílico.
Christian, un viejo conocido aficionado pelirrojo de Manchester, con quien habíamos coincidido en los 90, tarda 15 minutos en explicar por teléfono a un amigo suyo cómo atravesar los 500 metros que les separan. "Gastará más en llamadas que en el viaje", bromea.Entre las exclamaciones de los hinchas de los dos campos enemigos que se saludan, los rusos hacen cola para hacerse una fotografía con la copa que hoy irá a uno de los dos equipos británicos. A los concentrados en la Plaza Roja les ilusiona ver que todo es gratis en el parque de la UEFA.
Parece mentira en Moscú, con sus astronómicos precios.Más de 6.000 policías han sido concentrados para contener a los hinchas británicos. Por la diferencia horaria con Europa, el partido comenzara a las 22:45 hora local cuando los aficionados ya se habrán calentado más de lo habitual con bebidas fuertes. Pero los primeros en perturbar la disciplina han sido los jugadores del Manchester. Cruzaban la céntrica calle Tverskaia como si fuera campo raso. "¿Alguien habla inglés?", preguntaba desesperadamente a sus subordinados un coronel de la policía de tráfico rusa.
"¡Nelzia, nelzia, please!" ("¡No se puede, no se puede, por favor!"), se dirigía el agente a los jugadores en una mezcla de ruso e inglés.Hospitales preparadosLos que sí hablan inglés son los médicos. Harán guardia en el estadio olímpico Luzhniki durante la final. Cuatro hospitales de la ciudad están ya preparados para prestar asistencia médica de urgencia a los hinchas extranjeros que han llegado y llegarán en el curso del día a Moscú. El aforo del estadio se ha reducido en 15.000 localidades por motivos de seguridad.A pesar de que las principales avenidas de la ciudad rusa han sido engalanadas con el emblema del torneo, los rusos muestran un moderado interés a la final.
El Chelsea parte con una pequeña ventaja por el hecho de que su dueño es el magnate ruso Román Abramovich, que se ha gastado millones de dólares para convertir al equipo londinense en el mejor del mundo. A los jugadores del Chelsea les sobraban las razones para soñar en un viaje a Moscú. Pero aparte de pura motivación deportiva, el moderno estadio moscovita Luzhniki debe tener un valor añadido para Abramovich, que quiere coronarse en casa.
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