Si la afición de la Deportiva siempre da ejemplo allá por donde va, no sucede así, por desgracia, con la estupidez e infracivismo de algunos salvajes, siempre un grupo reducido, que tratan de empañar, aunque no lo consiguen, el espectáculo del fútbol. Decimos ésto por un grupo de "niñatos", a los que igual les da perder que ganar, tienen que dar la nota, y la dieron bien; anclados en la Edad de Piedra, no se les ocurrió otra que hacer eso, lanzar piedras contra el autobús número siete de la afición berciana, rompiendo una de sus lunas, poniendo en peligro la integridad física de sus ocupantes. Y como no se quedaron a gusto, también realizaron alguna que otra bajada de pantalones para mostrar a la afición blanquiazul esa parte del cuerpo donde la espalda pierde su nombre, y que no es otra que el culo. También al final del encuentro, y cuando aficionados bercianos se disponían a abandonar el estadio, miembros de este reducido grupo de energúmenos lanzaron botellas sobre ellos. Y es que alguno debió pensar que en lugar de en un campo de fútbol, debía estar en un circo romano con fieras y gladiadores.
A pesar de todo, agradecer la labor policial en su escolta a la afición deportivista, y especialmente al presidente del club blanquiazul, José Fernández, quien tras finalizar el encuentro, como un aficionado más y como suele hacer, se acercó a los seguidores para, casi que uno a uno, saludarlos y agraceder su presencia.
Dejar claro, en cualquier caso y en líneas generales, que la deportividad reinó entre las dos aficiones, las de verdad, las que disfrutan del fútbol.
Desde aquí también pedimos a la afición berciana que el próximo domingo vuelva a dar, una vez más, una lección de civismo y deportividad en El Toralín, pase lo que pase sobre el terreno de juego. Estamos convencidos de ello, pues es la tónica habitual.
A pesar de todo, agradecer la labor policial en su escolta a la afición deportivista, y especialmente al presidente del club blanquiazul, José Fernández, quien tras finalizar el encuentro, como un aficionado más y como suele hacer, se acercó a los seguidores para, casi que uno a uno, saludarlos y agraceder su presencia.
Dejar claro, en cualquier caso y en líneas generales, que la deportividad reinó entre las dos aficiones, las de verdad, las que disfrutan del fútbol.
Desde aquí también pedimos a la afición berciana que el próximo domingo vuelva a dar, una vez más, una lección de civismo y deportividad en El Toralín, pase lo que pase sobre el terreno de juego. Estamos convencidos de ello, pues es la tónica habitual.
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