La rivalidad entre las aficiones del Celta y del Dépor sigue vigente, a pesar de la distancia de las categorías. En O Couto, el verdadero partido estuvo en las gradas, donde los seguidores de cada equipo se lanzaron pullas constantes, al margen de lo que sucedía en el terreno de juego.
La paz ni duró en los prolegómenos. Solo mientras sonó el himno gallego hubo relajación entre las aficiones y cuando los equipos saltaron al campo compartiendo una gran bandera gallega.
De los tres mil aficionados que se citaron para ver la final de la copa gallega, la mayoría eran pro Deportivo, aunque los celestes se hicieron notar continuamente. Enfrentados cada uno en una grada diferente, la afición del Dépor en tribuna y los celestes en preferencia, ya desde antes de arrancar el partido, los ultras deportivistas se preguntaban «¿dónde están los celtarras?». Poco a poco, la grada de preferencia se fue poblando de seguidores del Celta, que se cuadraron enfrente de sus homónimos coruñeses.
El pique entre Vigo y A Coruña protagonizó los cánticos de unos y otros. Los seguidores celestes tenían dedicatorias envenenadas para varios jugadores del Dépor. Los deportivistas ironizaban sobre un posible derbi el año que viene entre el Celta y el Dépor B. Con un gran despliegue policial y las dos aficiones separadas, no hubo incidentes que alteraran la marcha del partido.
En la afición local hubo división, pero mayoritariamente se inclinaron por vestir camisetas blanquiazules. En la segunda parte, con el festival de cambios, el público ajustó cuentas. Silbidos para Okkas, ovación en pie para Valerón.
La paz ni duró en los prolegómenos. Solo mientras sonó el himno gallego hubo relajación entre las aficiones y cuando los equipos saltaron al campo compartiendo una gran bandera gallega.
De los tres mil aficionados que se citaron para ver la final de la copa gallega, la mayoría eran pro Deportivo, aunque los celestes se hicieron notar continuamente. Enfrentados cada uno en una grada diferente, la afición del Dépor en tribuna y los celestes en preferencia, ya desde antes de arrancar el partido, los ultras deportivistas se preguntaban «¿dónde están los celtarras?». Poco a poco, la grada de preferencia se fue poblando de seguidores del Celta, que se cuadraron enfrente de sus homónimos coruñeses.
El pique entre Vigo y A Coruña protagonizó los cánticos de unos y otros. Los seguidores celestes tenían dedicatorias envenenadas para varios jugadores del Dépor. Los deportivistas ironizaban sobre un posible derbi el año que viene entre el Celta y el Dépor B. Con un gran despliegue policial y las dos aficiones separadas, no hubo incidentes que alteraran la marcha del partido.
En la afición local hubo división, pero mayoritariamente se inclinaron por vestir camisetas blanquiazules. En la segunda parte, con el festival de cambios, el público ajustó cuentas. Silbidos para Okkas, ovación en pie para Valerón.
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