La ONG Nuevo Horizonte para el Mundo salió a anunciar que de momento no se podrá hacer cargo de una tarea que, en realidad, debería corresponderle al Estado. Sucede que el programa de reconversión de hinchas violentos, a través del cual los barras trabajaban como guías y acomodadores en los estadios, se verá interrumpido en el arranque del Apertura porque esa ONG, encargada de motorizarlo, no cuenta con el dinero para costearlo. "Entre sueldos y cargas sociales, nos sale unos diez mil pesos por partido y no podemos afrontarlo. Se nos cayeron los diez benefactores privados que teníamos por lo mal que se habló de nosotros últimamente. Si nos querían arruinar, lo lograron", disparó Fabiana Rubeo, titular de Nuevo Horizonte.
En el Clausura, la ONG realizó dos pruebas piloto del plan y los barras que se convirtieron súbitamente en preventores de la seguridad fueron los de Independiente. Justamente el ex jefe de esa barra, Pablo Bebote Alvarez, actuó como nexo entre la hinchada y la ONG, para la que ahora trabaja. Esas pruebas ocurrieron en los partidos que Independiente jugó ante Racing y Arsenal. "El plan funcionó como un relojito y hay gente a la que eso le molestó mucho. Ciertos sectores de la policía, de la AFA y de la prensa trabajaron prolijamente para sacarnos del juego", acusó Rubeo.
En esos partidos, los barras auxiliaron a la Policía en la entrada y en la salida de las canchas, controlaron que no se registraran robos y socorrieron a un hincha que se cayó al foso del estadio de Racing, entre otras acciones.
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