A San Antonio se lo elogió muchas veces por el comportamiento y la convocatoria de sus hinchas en el pasado Torneo del Interior, y también en este Anual que organiza la Liga Salteña. Pero ayer, mientras el equipo trataba de ganarle a Gimnasia y Tiro en la cancha, en las tribunas se pasaron de violentos (no todos, pero sí varios), la policía se mostró ineficiente, ya que dos efectivos sacaron sus armas en el afán de frenar los incidentes y al final el partido tuvo que ser suspendido.
La responsabilidad de estos hechos lamentables también recae en la propia Liga Salteña como ente organizador del campeonato, porque se sabe que la "Villa" es un club convocante y no tomó debida nota del operativo de seguridad.
Todo comenzó cuando los seguidores de San Antonio respondieron a la provocación de unos pocos hinchas del "albo", quienes aparente habrían robado una bandera de San Antonio y la exponían como trofeo. La cuestión es que en un abrir y cerrar de ojos la tarde se puso violenta en el estadio de Central Norte.
Sea como sea la cuestión, lo cierto es que la provocación y los insultos existieron desde que comenzó la tarde, hasta que a los 35 minutos del segundo tiempo, el árbitro Federico Guaymás decidió suspender el partido al no obtener las garantías de la policía para seguir adelante con el encuentro.
De hecho no había garantías de ningún tipo porque en medio de la golpiza que los hinchas de San Antonio le infligían a uno de Gimnasia que estaba tendido en el suelo, dos de los pocos uniformados presentes sacaron sus armas reglamentarias y amagaron con hacer disparos al aire para disolver la trifulca y contener a los revoltosos. Menos mal que estos policías, tal como lo muestra la toma fotográfica del reportero de El Tribuno, no llegaron a detonar sus armas, pero generó mucho temor.
Los simpatizantes de San Antonio -30 de los 200 presentes- tuvieron todas las facilidades para ir en búsqueda de sus "enemigos" porque el portón que debía haber estado cerrado con llave -para separar a las hinchadas- estaba abierto, y porque en ese acceso tampoco había vigilancia policial como ameritaba el caso, ni siquiera el número de efectivos era el indicado ya que no había más de 10 policías en el estadio.Una lástima, porque la intemperancia le ganó al fútbol, lástima porque la ineficiencia organizativa dio lugar a tanto desatino.
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