Los aficionados del Rácing calentaron el encuentro en las horas previas al mismo. Un grupo de hinchas llevaron a cabo diferentes acciones bastante lamentables que dejaron muy mala imagen de la afición cántabra.
Un grupo numeroso de aficionados del Rácing acudieron todos juntos desde el centro de Ponferrada hasta El Toralín, donde comenzaron a tirar objetos como mecheros y piedras a reporteros, además de insultarles.
Además, un aficionado del Rácing tiró una bengala en los alrededores del cuartel de la Guardia Civil, lo que provocó un incendio de las hierbas, donde tuvieron que acudir los bomberos para apagar el fuego.
Al finalizar el encuentro, en el bar de El Toralín se presentaron varios aficionados del Rácing y comenzaron una pelea. Tuvo que ir una ambulancia a atender a tres aficionados y la Policía Municipal detuvo a un hincha del Rácing.
Los aficionados de la Deportiva se dedicaron a animar a su equipo, comenzando por la caravana blanquiazul previa al encuentro, donde multitud de coches engalanados con los colores blanco y azul recorrieron Ponferrada hasta El Toralín y después, prosiguieron animando a su equipo dentro del estadio, pese a que se escucharon algunos penosos cánticos animando al Mirandés (rival del Rácing en la lucha por la permanencia) o también haciéndoles a los visitantes una invitación a Segunda División B.
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