La afición del Real Zaragoza está infligiendo el peor castigo histórico a su equipo: en los ocho partidos en casa, La Romareda ha registrado una asistencia total de 78.000 espectadores, es decir se ha cubierto una media de 9.750 asientos por encuentro. El estadio completa su aforo en un 28% de su capacidad (34.596) --solo por encima de la Nova Creu Alta (15,8%), José Rico Pérez (22,7%) y Nueva Condomina (24,7%)--. El dato, inédito y demoledor, refleja la contundente y definitiva ruptura social entre el zaragocismo y el club que gobierna Agapito Iglesias.
Una comparativa con el último paso por la Segunda División, en la temporada 2008-2009, sirve como ejemplo para comprender la dimensión de este cisma sin precedentes. En ese ejercicio, el Municipal tuvo una asistencia media de 19.079 espectadores, un 55,2% de su capacidad total. La brutal diferencia expresa la erosión en la cuenta de abonados y en una fidelidad dinamitada con puntual desfachatez por el propietario, cuya gestión y ninguneo a la clientela ha sido respondida por ésta con un abandono en masa cuando el equipo juega como local.
La alarma, bien visible, saltó en el choque contra el Girona. Poco más de 7.000 personas se citaron en un partido que se disputó a las cinco de la tarde y en domingo, el día y la hora clásicos. Ni el frío y el nivel del rival justifican semejante vacío. A las puras matemáticas hay que sumar que gran parte de los asistentes dedicaron no pocos minutos a mofarse de jugadores, entrenador y directivos.
El curso anterior, en Primera División, La Romareda estuvo vestida por 22.273 seguidores de media por partido (64,4%), marcando ya una clara tendencia a la baja con los 24.195 (69,9%) de la temporada 2011-2012. El Municipal se contagió de la euforia colectiva con el aterrizaje de Agapito Iglesias en el Real Zaragoza: 30.263 aficionados fueron al campo de media en la 2006-2007 y 30.694 en la 2007-2008. Un 88% del aforo que se ha ido desfondando hasta el 28% actual, ya en Segunda y en pleno declive anímico de la familia zaragocista, que se ha ido desvinculando de un club que no reconoce como suyo ni de lejos
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