El delantero Ahmed Abdel Zaher, de 28 años, acarició la gloria el domingo. Desde entonces, sin embargo, vive hundido en un abismo que amenaza con arruinar una prometedora carrera en la tierra de los faraones. Hace tres días Al Ahli, su equipo y el club más laureado del continente negro, se adjudicó por octava vez la Liga de Campeones de África tras vencer al Orlando Pirates sudafricano por dos tantos a cero en un estadio de El Cairo. Abdel Zaher, el autor del segundo gol que sentenció la final, celebró su diana dibujando con cuatro dedos la señal que los islamistas han elevado a icono desde que el pasado 14 de agosto el feroz desalojo de la acampada de Rabea (el cuarto, en árabe) se saldara con cientos de fallecidos.
El símbolo, usado en las protestas de los Hermanos Musulmanes y afines para apoyar al derrocado presidente egipcio Mohamed Mursi, ha desatado la tormenta perfecta. La directiva del club ha tomado la decisión salomónica de retirar del campo a Abdel Zaher, una de sus estrellas con más proyección, y buscarle nuevo destino
En el comunicado difundido este martes no hay lugar para medidas tintas: "A la luz de los principios del club, su firme rechazo a mezclar la política con el deporte, su respeto a la reglamentación de la FIFA y la confesión del jugador de que había cometido un error y que aceptaría cualquier castigo, el club ha decidido suspenderle y ponerlo a la venta en el mercado de invierno".
En el comunicado difundido este martes no hay lugar para medidas tintas: "A la luz de los principios del club, su firme rechazo a mezclar la política con el deporte, su respeto a la reglamentación de la FIFA y la confesión del jugador de que había cometido un error y que aceptaría cualquier castigo, el club ha decidido suspenderle y ponerlo a la venta en el mercado de invierno".
Los Diablos Rojos son eterno rival del también equipo de la capital Zamalek y cuenta con una legión de aficionados ultras que han desempeñado un papel crucial en las revueltas que tumbaron a Hosni Mubarak en 2011. Además, la cúpula de Al Ahli veta la participación del delantero en el Mundial de Clubes que se celebra el próximo mes en Marruecos y le priva de todas las recompensas pactadas por conquistar la Liga de Campeones.
Solidaridad con el jugador
Tras el duro varapalo, cientos de partidarios del futbolista marcharon a su casa en el norte de la capital en señal de solidaridad. Su agente Mohamed Shikka trató de suavizar las represalias por reconocer en público las simpatías de Abdel Zaher con los barbudos que por miles han dado con sus huesos en la cárcel o han muerto desde el golpe de Estado del 3 de julio. "El jugador no tenía intención de ofender a nadie. Solo quiso mostrar su solidaridad con un amigo que murió en Rabea", apuntó Shika a la prensa local.
Abdel Zaher resultó el peor parado pero no fue el único castigado en el vestuario de Al Ahli. El mediapunta Mohamed Abu Treika, una auténtica leyenda del fútbol egipcio que ha anunciado su retirada a final de temporada, tendrá que desembolsar 50.000 libras egipcias (5.400 euros) por ausentarse de la ceremonia de entrega de medallas y plantar a los políticos. A sus 35 años, Abu Treika lidera el grupo de futbolistas que no ocultan su tendencia islamista para tormento de las nuevas autoridades.
De momento, la osadía de Abdel Zaher ha hecho rugir a los despachos. "El triunfo de Al Ahli está por encima de su signo", manifestó furioso el ministro de Deportes Taher Abu Zeid antes de clamar en que el "grave insulto" no podía quedar impune. La guillotina que saja el trayecto de Abdel Zaher cayó el mes pasado sobre el cogote de Mohamed Yusef, un flamante campeón del mundo de Kung Fu a quien se le requisó la medalla de oro y fue apartado del circuito internacional durante los próximos dos años. Su único delito fue enfundarse una camiseta con el símbolo de Rabea.
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