Las previas de los derbis sevillanos son realmente coloridas, intensas, emocionantes, pero no tienen por qué ser peligrosas, y la de este domingo lo fue. Y no por enfrentamientos o actos violentos, sino por el uso y manipulación de objetos más peligrosos de lo que parecen y que ya han ocasionado mucho daño en el fútbol, las bengalas.
Este domingo, en los prolegómenos del encuentro entre el Sevilla y el Betis, en las zonas más aglomeradas por aficionados nervionenses, se pudieron ver varias bengalas en los aledaños del Sánchez Pizjuán y en la calle Luis de Morales mientras el conjunto nervionense realizaba su trayecto desde su hotel de concentración hasta el estadio nervionense.
En ese instante, y mientras muchos aficionados animaban al equipo, algunos portaban bengalas sin demasiado cuidado en su manejo, tanto que una de ellas estuvo a punto de ocasionar una desgracia, pues alcanzó en el ojo a un aficionado que también esperaba el paso de su equipo.
Este aficionado, A. M., tuvo que acudir de urgencia al hospital porque restos de bengala se le quedaron en el ojo, con la consiguiente preocupación. Afortunadamente, tras una exploración en la córnea, se comprobó que el accidente fue menos grave de lo que aparentaba en un primer momento, porque fueron restos los que se depositaron en su globo ocular y la bengala no afectó directamente el ojo.
Tras su paso por el hospital Virgen del Rocío, precisamente en el momento que se disputaba el derbi sevillano, el referido aficionado ha sido dado de alta con el consiguiente susto.
Un ejemplo más del peligro que pueden llevar las bengalas, a veces de forma inconsciente para el que la porta.
Cabe recordar que por culpa de las bengalas han muerto en estadios de fútbol varios aficionados. En España el caso más famoso fue el de Guillem Lázaro, un niño de 13 años que fue alcanzado por una hace ya 21 años, en 1992 en el estadio de Sarriá, antiguo estadio del Español.
Pero más cercanas en el tiempo hay muertes del mismo tipo, sin ir más lejos en Bolivia y Brasil la temporada pasada.
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