La afición de Osasuna está considerada como una de las más animosas y ruidosas y El Sadar, uno de los estadios más incómodos para los rivales, pero no hay datos registrados que avalen esta impresión. La empresa navarra ID Ingeniería Acústica dio un primer paso para cuantificar el nivel de ruido el 30 de agosto, en el partido Osasuna-Mirandés, y cuantificó un pico de 111,9 decibelios, coincidiendo con el gol de Álex Berenguer, lo que le sitúa muy cerca un momento tan emblemático como el chupinazo de los Sanfermines, en los que se llegó a los 115,3 decibelios.
Este sábado, en el partido contra el Alcorcón, el club animará la afición a superar esa marca y establecer un récord de ruido. Para ello, emitirá un vídeo en los marcadores antes del partido y tratará de aunar esfuerzos a través del 'speaker'. Los miembros de ID Ingeniería Acústica estarán en una de las esquinas del estadio, sonómetro en mano, tomando buena nota de los decibelios alcanzados.
El récord de ruido en un estadio abierto está en poder de los aficionados de los Kansas City Chiefs, un equipo estadounidense de fútbol americano. El 29 de septiembre de 2014 alcanzaron los 142,2 decibelios -un estruendo superior al que genera un avión al despegar- en el Arrowhead Stadium. Desde entonces, en Estados Unidos se vive una lucha enconada por llevar más lejos esa marca, que en ocasiones eclipsa a la propia actualidad deportiva, entre los seguidores de los Chiefs y los anteriores poseedores del récord, los Seahawks de Seattle.
Curiosamente, en el último intento de los aficionados de Seattle de superar los 142,2 decibelios en el CenturyLink Field, estadio conocido como el "nido del halcón", los sismógrafos detectaron un pequeño terremoto de magnitud entre uno y dos provocado por los gritos y saltos de 70.000 espectadores.
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