Hace un año, el fútbol español se tiñó de dolor y vergüenza con como consecuencia de una brutal batalla campal entre ultras del Frente Atlético y de Riazor Blues. Fruto de la misma murió Francisco Javier Romero Taboada golpeado salvajemente y lanzado al río Manzanares. Se cumple un año de la tragedia y pocos son los avances conocidos sobre lo sucedido aquella nefasta mañana. La instrucción sigue abierta y, aunque el secreto sumarial se ha levantado, pocos son los datos conocidos y muchas las preguntas en el aire.
¿Cómo está el caso?
Tras haber sido detenidas 101 personas de las cuales 4 fueron imputadas por homicidio o asesinato, actualmente solo queda una con esta condición. Se trata de un menor que, según algunas fuentes jurídicas, podría dejar de estar imputado por este motivo en breve, después de que la defensa recurriera el caso.
La muerte de Francisco Javier Romero Taboada está siendo investigada por dos juzgados: en uno de Menores, con los tres chicos imputados (uno por homicidio), y en el Juzgado de Instrucción número 20 de Madrid que instruye la causa principal y mantiene a 98 personas imputadas por un delito de riña tumultuaria, es decir, por una pelea. Nada más.
¿Por qué solo hay un imputado, que es menor de edad, por homicidio o asesinato?
A las pocas semanas del crimen, la Policía detuvo a cuatro personas mayores de edad como los autores del asesinato de Jimmy. Sin embargo, un nuevo vídeo reveló que la Policía había confundido a Romero Taboada con otro hincha blanquiazul arrojado previamente al río.
Los investigadores sostienen que son los mismos hombres los que tiraron a ambos hinchas deportivistas, pero el juez no considera probado tal hecho.
Además, hay un testigo protegido que ha identificado a los cuatro ultras del Frente Atlético como los autores de la acción delictiva. Sin embargo, como este menor está imputado en la causa abierta en el otro juzgado, el titular de Instrucción 20 de Madrid no ha aceptado su declaración toda vez que sostiene que puede estar mintiendo para protegerse. La legislación española permite a los imputados mentir para exculparse por lo que el juez entiende que su testimonio podría no resultar muy fiable.
¿Fue quedada o emboscada?
Desde el minuto uno diferentes órganos gubernativos hablaron de «cita concertada» entre varios miembros de los Riazor Blues y los del Frente Atlético, cada bando ayudado por algunos ultras de grupos afines de otros clubes.
Diez días después de la tragedia, Francisco Martínez, secretario de Estado de Seguridad incidió en la tesis de una pelea concertada de antemano «al margen de lo que sucediese después en el encuentro», entre «dos grupos radicales extremadamente violentos que, de manera totalmente voluntaria y consciente acordaron los incidentes que finalmente condujeron a la muerte de Francisco Javier Romero Taboada».
Un año después, la Agencia Efe sigue apostando en sus informaciones por una quedada entre ultras de ambos equipos. El hecho de que haya sido una quedada o una emboscada no es un tema baladí, toda vez que cada parte se vería beneficiada o perjudicada con una otra posibilidad.
La teoría de la quedada es la que más interesa a los integrantes del Frente Atlético, dado que si se confirmara que no hubo acuerdo para quedar y sí emboscada, agravaría la situación de aquellos que puedan en un futuro ser juzgados por el asesinato.
Sus rivales en la reyerta, los Riazor Blues, en cambio, defienden la emboscada, que les beneficiaría tanto judicial, como socialmente. Tampoco beneficia, al menos de momento, a las autoridades que se airee la supuesta quedada puesto que quedaría en evidencia una posible negligencia por no haber sabido atajarla.
Según algunas fuentes, en los documentos judiciales publicados no se ha abordado todavía el detalle de si se trató de una pelea concertada o no, puesto que se trata de esclarecer primero lo sucedido. Pero sí que aseguran esas mismas fuentes que antes de que se cierre el sumario debería haber algún escrito del juez explicando cómo se inició el enfrentamiento.
¿En qué ha afectado lo sucedido al deportivismo?
Más allá de una pérdida humana, el asesinato de Jimmy generó una fractura en el deportivismo. La presión a la que se vio sometido el consejo de administración durante los primeros días tras la tragedia, la resolvió con mano dura. Cerró la grada de General y prohibió la entrada a cualquiera que portara distintivos de los Riazor Blues. Estas medidas le pasaron factura social, ya que se generó una corriente liderada por los ultras contraria al actual consejo de administración. Con el paso de los meses, la entidad blanquiazul ha ido limando asperezas con sus ultras y actualmente se puede hablar de paz social.
¿Ha habido sanciones administrativas de algún tipo?
Sí. Ciento cuarenta y cuatro personas han sido sancionadas con 60.000 euros y prohibición de acceso a recintos deportivos durante cinco años por la reyerta del Manzanares.
Además, el entonces presidente de la Federación de Peñas del Deportivo, Miguel Otero recibió una multa de 22.000 euros y 18 meses sin entrar en un recinto deportivo. Se le señala como el «responsable de facilitar entradas y medios de desplazamientos a grupos violentos (Riazor Blues)» con motivo del Atlético de Madrid-Deportivo del 30 de noviembre del año pasado.
Por último, también hubo sanción para el club coruñés. La entidad que preside Tino Fernández recibió la notificación de una multa de 45.000 euros «por facilitar apoyo a grupos de seguidores que hayan incurrido en conductas definidas como violentas».
¿Cuál fue la respuesta de los clubes tras lo sucedido?
Enrique Cerezo y Tino Fernández reaccionaron de forma opuesta. Mientras el presidente del Atlético de Madrid se mostró excesivamente tibio con los ultras del Frente Atlético, el del Deportivo exhibió mano dura y siguió a rajatabla las indicaciones de la Liga de Fútbol Profesional.
Según algunas fuentes, el Frente Atlético ha seguido campando a sus anchas por el estadio Vicente Calderón y sigue contando con la protección del máximo mandatario de la entidad colchonera.
¿Qué pasó con las medidas adoptadas a raíz del suceso?
Puntualmente sigue habiendo enfrentamientos entre grupos ultras pero el clima de violencia (física y verbal) en los estadios parece haber disminuido. Las importantes multas económicas, tanto para los hinchas a título particular como para los clubes, se están haciendo notar. En el caso del Deportivo, por ejemplo, pasó de ser uno de los líderes en cuanto a sanciones por cánticos y gritos prohibidos, a apenas aparecer en las denuncias de la LFP.
Cuestión diferente es el de las gradas de animación y la instalación de los controles biométricos. Algunos clubes se han negado a ello y otros van retrasando su instalación. Sí es cierto que actualmente se está llevando un mayor control en los desplazamientos de las diferentes aficiones a campos rivales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario