Entre la broma y la indignación. Así se han tomado los socios y seguidores blanquiazules la iniciativa de la sección de Deportes de Unió Democràtica de cambiar el nombre del Espanyol por uno más vinculado con la marca Barcelona. El propio partido político, ante las múltiples quejas recibidas, retiró ayer el tuit en el que animaba a valorar esta variación. La Directiva y los aficionados insisten en mantenerse ajenos a la actividad o actualidad políticas.
“No hay debate”. Así de tajantes se mostraron desde dentro del club. El Consejo y todos los responsables de la entidad consideran un sinsentido la propuesta generada por Unió, y que no ha sido secundada ni por la gente de sus propias filas, entre los que destacan Josep Sánchez Llibre, miembro destacado del partido y hermano del expresidente Daniel Sánchez Llibre. Fue uno de los primeros en mostrar su disgusto y malestar ante la iniciativa, retirada horas después. “Como socio de honor del RCD Espanyol, considero una barbaridad que se cuestione el nombre de nuestro club. Orgullosos de nuestra historia”, escribió en una de sus redes sociales. Unió pidió incluso disculpas.
Pero el daño ya estaba hecho y Josep Sánchez Llibre no fue el único en indignarse, muchos seguidores blanquiazules también mostraron su asombro y turbación ante tal propuesta. No entienden qué hace un partido político inmiscuyéndose en el nombre de un club de fútbol. “Lo que han dicho está fuera de lugar y es algo impensable. Nuestro nombre, nuestros colores y nuestro escudo no se tocan. Y, en todo caso, sería algo que deberíamos decidir los socios y no unos políticos”, comenta Alberto Ariza, presidente de la Federación Catalana de Peñas del Espanyol.
Al margen del proceso Los miembros de La Curva tampoco entienden el repentino interés de Unió en los asuntos identitarios del club catalán. “Un partido político hablando de nuestro club nos resulta tan poco interesante como un representante de nuestra entidad hablando de política. Creemos que tendría que haber una línea bien gruesa entre nuestro amado club y cualquier cosa que huela a política. Zapatero a tus zapatos”, comentan.
Los seguidores se preguntan qué busca Unió polemizando con el nombre de la entidad. “Supongo que o lo que pretenden es dividirnos y enfrentarnos o tiene un objetivo político claro, por los tiempos que corren. Pero nosotros estamos al margen de la política y esta cuestión no tiene ninguna base o fundamento. Es algo inviable. O te lo tomas a recochineo o te lo tomas como una ofensa, no hay más, pero lo que está claro es que la política no tiene cabida en nosotros, más allá de que cada socio o seguidor tenga su ideología propia, pero cuando vamos al campo lo que nos une es el Espanyol”, explica David Rando, miembro de la Juvenil.
El último cambio en el nombre del Espanyol fue en 1995, cuando catalanizó su nombre, hizo unos pequeños retoques en la corona y añadió al escudo de Barcelona. Pero desde entonces, nadie ha planteado ninguna modificación ni es un tema que haya estado jamás en un orden del día de una Junta o de ninguna cita del espanyolismo. La llegada al club de Chen Yansheng tampoco implica variaciones en este sentido. El empresario asiático, que ha pasado a ser el máximo accionista al comprarle los títulos a Daniel Sánchez libre y Ramón Condal, no tiene intención de cambiar el nombre, porque sabe lo que significa para la grada y no desea empezar con mal pie.
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