"Para mí y para todos nosotros (en el Bayern), es absolutamente inexplicable, especialmente en estos momentos tras las terribles experiencias en París, actuaciones tan irrespetuosas contra el fútbol y la sociedad", afirmó el presidente Rummenigge.
"El Bayern de Múnich se desvincula de forma inequívoca con respecto a estos llamados a sí mismos aficionados de nuestro club. Pido disculpas al Schalke y a todos aquellos que hayan sufrido daños".
Rummenigge dijo que el vigente campeón alemán se encuentra en conversaciones con las autoridades de Gelsenkirchen para identificar a todos los aficionados del Bayern que estuvieron implicados el sábado en las acciones violentas.
Según la policía, un grupo de aficionados del Bayern, en cooperación con una pandilla de aficionados del Bochum, de la segunda división, destruyeron la oficina de venta de entradas del estadio Veltins Arena en un "acto de extrema violencia".
Un portavoz de la policía señaló que 196 aficionados fueron detenidos, algunos de ellos heridos en los disturbios producidos tras la intervención policial.
El director del Schalke Horst Heldt reconoció estar "desconcertado" por el incidente en el que aficionados del Bayern se unieron a los del vecino Bochum, que también se disculpó el sábado por el comportamiento de sus hinchas.
"Fue algo innecesario y totalmente fuera de lugar. No entiendo lo que querían unos aficionados de un equipo se segunda división en nuestra casa", afirmó Heldt.
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