La ciudad de Manchester era la cuna de la revolución industrial. En el siglo XIX sus fábricas eran el motor de la economía inglesa llevando al mundo un nuevo estilo de vida. Se trata de las fábricas ‘oscuras y satánicas’ de las que escribió Blake en su canción ‘Jerusalén,’ las que dieron vida a una nueva clase trabajadora. Sin embargo, Manchester se convertía en una cuidad rica, llena de confianza y con ganas de comerse el mundo.
Estos dos aspectos aún están muy presente hoy en día en las tradiciones musicales y deportivas de la ciudad. Con más de dos millones de habitantes, Manchester no es tan grande como Birmingham. Pero si le preguntas a un ‘Mancunian’ cuál es la segunda ciudad de Inglaterra, te dirá que es la suya.Manchester ha sido un espejo de los cambios en la sociedad inglesa. El los años 70, el comediante Inglés Jaspar Carrot, un aficionado del Birmingham City, contaba un chiste sobre una visita al campo del Manchester United al describir Old Trafford como un sitio lleno de gente neanderthal, estúpida y con ganas de violencia. Treinta años mas tarde, el ambiente había cambiado tanto que el entonces capitán del United, Roy Keane, llegó a quejarse de que la gente sólo acudía a Old Trafford para ‘comer sus famosos ‘bocadillos de langostinos.’De cierto modo ambos llevaban razón.
En los 70 y parte de los 80, los aficionados del Manchester United tenía fama de ser unos auténticos ‘hooligans’ – hooligan en el sentido inglés, significa ‘aficionado violento’–. Claro que no todos los del United así lo eran, pero sus andaduras por los campos de Inglaterra estaban llenas de peleas y peligro.Todo eso empezó a cambiar a finales de los 80: las tragedias de Hillsbrough y Heysel y la hostilidad del gobierno de Margaret Thatcher hacia todos los aficionados del fútbol provocaron el nacimiento de un movimiento donde el aficionado empezaba a recuperar el deporte de las manos de los violentos.El proceso siguió con la llegada de la Premier League, un proceso que llevó al fútbol inglés hacia otra dirección. Los estadios se hicieron mucho más cómodos, con asientos para todo el público. Una novedad que conllevó que el precio de las entradas aumentaran de forma considerable.
El fútbol comenzaba a ser un deporte ‘corporativo’, donde la gente de negocios compraron una sala en el campo para hablar con clientes con el ruido del partido de fondo. Hoy en día los aficionados del Manchester United no son ni una cosa ni otra – ni tan pijos como dijo Keane, no tan violentos como bromeaba Carrot.La verdad es que muchos de ellos no son de la misma ciudad de Manchester. Existe una gran tradición entre irlandeses de seguir el Liverpool o el Manchester United, equipos que siempre ha tenido tradición de tener jugadores de la ‘isla esmeralda’. A lo largo de la temporada, todos los días de partido, los barcos entre Belfast, Dublín y Liverpool están llenos de irlandeses que se dirigen a ver a sus equipos (y no sólo los fines de semana).“Están aquí siempre. No importa si se trata de un partido contra el Chelsea o el Arsenal un sábado a las 15.00, o un partido contra el Derby o el Fulham un martes lluvioso por la noche,” reconoce un empleado del club a SPORT. De hecho, si uno da una vuelta por las afueras de Old Trafford media hora antes de un partido, difícilmente encontrará un nativo de Manchester.
Cuando el club estaba trabajando para ampliar el estadio, corría un chiste entre otras aficiones que aseguraba que “ lo mejor que el club podía hacer era derribar el campo y construir uno nuevo en Londres, así sus aficionados no tendrían que viajar tanto”.Un dicho que no refleja exactamente la realidad. Aunque los del Manchester City siempre dicen que ellos son el auténtico equipo de la ciudad, hay muchos aficionados del United en Manchester. Lo que sucede es que éstos no llegan al campo hasta el último momento: “Los de aquí llegan cinco minutos antes del comienzo. Los extranjeros están sacando fotos y los de Londres ya están dentro de uno de la salas de hospitalidad,” comenta una presentadora del Man Utd TV. “Tengo que hacer entrevistas antes de los partidos y mi jefe siempre dice que si le pillo a uno de aquí me regalará una libra, algo que aun no ha hecho”, añade con ironía.
A la hora de hablar de los aficionados en sí, podemos destacar a los del Stretford End (la zona que más anima al equipo y donde los langostinos brillan por su ausencia). También hay los ‘Day trippers’, que no suelen llevar camisetas o bufandas del equipo. Prefieren vestir con ropa deportiva y si hay problemas, ellos no estarán lejos. Sin embargo aunque el ambiente puede ser preocupante si te encuentras en el lugar equivocado, pocas veces hoy en día hay violencia.Otra cosa a destacar de Old Trafford es que hay pocas mujeres en el campo. Es territorio de hombres: aproximadamente el 80%, quizás más que otros campos de Inglaterra, son hombres o niños. Puede que haya explicaciones por eso en la historia industrial de la ciudad, o quizás es mas por culpa de los precios – la entrada mas barata es £25 (€35) y la mas cara £44 (mas que €60) y el precio de abonos es de entre £475 y £836 por temporada–.“Las mujeres que se ven por Old Trafford están bastante bien vestidas. Van al campo esperando ligar con Cristiano Ronaldo, y no lo van a hacer,” afirma la misma presentadora.Hoy en día el Manchester United tiene una afición que es un poco de todo. Hay los jóvenes de siempre, con ganas de animar.
Hay los trabajadores que llevan sus hijos a ver a su equipo. Hay los extranjeros que esperan ver ‘el partido del año’. Y hay los que comen bien mientras hablan de negocios. Como su equipo, la afición del los Red Devils es un reflejo de los cambios en la sociedad inglesa y en la Premier.
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