El júbilo de los madridistas apagó los pequeños incidentes, mucho menores que en años anteriores, que causaron los seguidores radicales de ambos equipos. Los Ultras Sur que viajaron a Pamplona fueron escoltados por media docena de furgones policiales. El trayecto de los autobuses desde una estación de servicio a 400 metros del campo se convirtió en una galería de insultos, provocaciones y amenazas sofocadas y acordonadas por medio centenar de agentes.
Tampoco los seguidores más radicales del conjunto navarro pudieron hacer otra cosa que seguir con los retos y la pirotecnia verbal. Algún porrazo para apaciguar a los seguidores más exaltados del Madrid que trataron de salirse del férreo cerco policial para encararse con los que les insultaban y poco más. Ni una sola carrera, ni lanzamiento de botellas ni demasiado trabajo para los agentes antidisturbios.
La rabia estalló en el interior del campo después de que los ultras madridistas fueran cacheados para evitar que introdujeran armas o bengalas. Los gritos de los Ultras Sur, que tuvieron que compartir la grada con otro centenar de aficionados no violentos, veían rápida y automática contestación entre el público. Proclamas como "siempre madridistas, siempre fascistas" o "euskal presoak (presos vascos, en euskera), cámara de gas" eran inmediatamente pitadas. En ningún momento se produjeron cargas policiales. El único instante que recordó otros tiempos fue cuando a Casillas hizo el primer saque y llovieron objetos sobre el campo.
Tampoco los seguidores más radicales del conjunto navarro pudieron hacer otra cosa que seguir con los retos y la pirotecnia verbal. Algún porrazo para apaciguar a los seguidores más exaltados del Madrid que trataron de salirse del férreo cerco policial para encararse con los que les insultaban y poco más. Ni una sola carrera, ni lanzamiento de botellas ni demasiado trabajo para los agentes antidisturbios.
La rabia estalló en el interior del campo después de que los ultras madridistas fueran cacheados para evitar que introdujeran armas o bengalas. Los gritos de los Ultras Sur, que tuvieron que compartir la grada con otro centenar de aficionados no violentos, veían rápida y automática contestación entre el público. Proclamas como "siempre madridistas, siempre fascistas" o "euskal presoak (presos vascos, en euskera), cámara de gas" eran inmediatamente pitadas. En ningún momento se produjeron cargas policiales. El único instante que recordó otros tiempos fue cuando a Casillas hizo el primer saque y llovieron objetos sobre el campo.
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