En el minuto 85, además del gol de Calvillo, Las Gaunas estuvo a punto de vivir su gran tragedia. Los aficionados del Palencia, que habían animado con fervor absoluto a su equipo y habían metido presión a los locales con los cánticos que usan los hinchas del Logroñés, pusieron todo su peso en la valla de Las Gaunas situada tras el banquillo local. Y ésta cedió como el papel.
La avalancha dio con los huesos de unas cuantas personas en el suelo, ante la mirada sorprendida de jugadores, cuerpos técnicos, policías y Cruz Roja. La rápida atención de los servicios sanitarios, así como la calma que sobrevino después del momento de tensión permitieron minimizar los riesgos y el momento quedó sólo en un susto monumental, ocho heridos y algún que otro dolor de huesos en el regreso a Palencia.
Fue la tremenda nota negativa de un campo que, pese a su reciente construcción, no ha tenido que pasar aún ninguna prueba de fuego. Después de lo visto en el CF-Palencia, ¿alguien se imagina qué podría pasar en Primera División, con mayores aficiones y más riesgo? Si las vallas de Las Gaunas no soportan el peso de varios centenares de personas, ¿que harían con miles de hinchas?
Que tome nota quien corresponda. En este caso, el responsable del mantenimiento del campo, que es el Ayuntamiento de Logroño. Que las guerras entre equipos, los convenios fallidos o mil y un asuntos varios en torno al fútbol logroñés no distorsionen su tarea. Que lo mío por lo tuyo no signifique que la casa se quede sin barrer; o que, en este caso, el paso del tiempo no convierta a Las Gaunas en un estadio peligroso. Situaciones como las vividas la tarde de domingo en Las Gaunas no deben repetirse y es su responsabilidad. Por algo el campo es municipal.
La avalancha dio con los huesos de unas cuantas personas en el suelo, ante la mirada sorprendida de jugadores, cuerpos técnicos, policías y Cruz Roja. La rápida atención de los servicios sanitarios, así como la calma que sobrevino después del momento de tensión permitieron minimizar los riesgos y el momento quedó sólo en un susto monumental, ocho heridos y algún que otro dolor de huesos en el regreso a Palencia.
Fue la tremenda nota negativa de un campo que, pese a su reciente construcción, no ha tenido que pasar aún ninguna prueba de fuego. Después de lo visto en el CF-Palencia, ¿alguien se imagina qué podría pasar en Primera División, con mayores aficiones y más riesgo? Si las vallas de Las Gaunas no soportan el peso de varios centenares de personas, ¿que harían con miles de hinchas?
Que tome nota quien corresponda. En este caso, el responsable del mantenimiento del campo, que es el Ayuntamiento de Logroño. Que las guerras entre equipos, los convenios fallidos o mil y un asuntos varios en torno al fútbol logroñés no distorsionen su tarea. Que lo mío por lo tuyo no signifique que la casa se quede sin barrer; o que, en este caso, el paso del tiempo no convierta a Las Gaunas en un estadio peligroso. Situaciones como las vividas la tarde de domingo en Las Gaunas no deben repetirse y es su responsabilidad. Por algo el campo es municipal.
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