Si en el terreno de juego el susto fue para el Málaga, fuera de La Rosaleda se lo llevó Carlos Valverde, cuando un grupo de aficionados del conjunto malagueño le agredieron tanto a él como a sus acompañantes. Los jugadores tuvieron ayer día de descanso y hasta Málaga se había desplazado el hermano de Valverde y tres amigos para ver el partido y llevarse después al futbolista a Utrera, su localidad natal. Cuando abandonaron el campo, cuenta el jugador, se vieron sorprendidos por un grupo de hinchas del club andaluz. "Habían estado buscando bronca con los aficionados del Cacereño, pero la policía se lo había impedido. Se acercaron a nosotros y, sin mediar palabra, agredieron a uno de nosotros, a otro le quitaron el teléfono y a mí me dieron una patada en el culo", dice el jugador, que reconoce haberse llevado un buen susto.
"Menos mal que la policía estaba cerca", recuerda Valverde, que trata de quitar hierro a lo sucedido. Lamenta más las ocasiones falladas durante el partido. El dispuso de una muy clara, aunque dice que quizás la "falta de frescura" fue la que hizo que rematara "forzado". No oculta que es "una pena" no haber pasado a la siguiente ronda, pero cree que lo hecho por el Cacereño es para estar "muy orgulloso".
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