La consigna de callar durante los primeros 12 minutos y 12 segundos de cada partido marcó los ocho encuentros de primera y segunda división disputados. En el estadio del Borussia Dortmund, uno de los más ruidosos del fútbol alemán, los hinchas cumplieron y sólo perdieron el control con las llegadas de su equipo al arco contrario.
Más difícil les resultó a los del Hannover 96, que no pudieron evitar gritar el gol de Mame Diouf en el minuto 4. "Estamos muy contentos con la iniciativa. Demostró que no era una idea sólo de ultras, sino que los hinchas de fútbol en general no quieren ser criminalizados por unos pocos violentos", sostuvo Jan-Henrik Gruszecki, vocero de la campaña en Dortmund.
Gruszecki destacó que la protesta unió a todos los equipos: "Demostramos que tiramos todos de la misma cuerda, y esperamos que esto sirva para que algunos mediten".
Las organizaciones de fans quisieron demostrar así la importancia del público para el espectáculo del fútbol y protestar contra el nuevo concepto de seguridad que los 36 clubes profesionales quieren aprobar en su asamblea general del 12 de diciembre.
Los hinchas consideran que las nuevas medidas limitan sus derechos en los estadios, y denuncian falta de diálogo y consenso. Entre las ideas controvertidas figuran la presencia de un juez y un fiscal en partidos de alto riesgo y controles de fanáticos aislados en colaboración con la policía. En tanto que un primer borrador con medidas más duras quedó descartado por la protesta generalizada de los grupos de hinchas.
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