El sorteo de la Liga de Campeones deparó que Carlo Ancelotti volviese a pisar Turín, una de las cuidades donde es menos querido el ahora técnico del Real Madrid.
La vinculación de Carletto con el club bianconero comenzó en Estambul, como el propio entrenador relató al diario 'As' en una entrevista publicada el pasado verano. Era junio de 1998 cuando, sorprendentemente, el técnico de Reggiolo recibía una llamada desde Turín. Acababa de ser relevado del banquillo del Parma y estaba estudiando una gran oferta por parte del Fenerbahçe turco. “Antes de ir a Estambul, me llamó Luciano Moggi (director general de la Juventus). Pensé que era por un jugador. Cuando esquivé el marcaje turco arreglé una cita. Estaba con Antonio Giraudo y Roberto Bettega", comentó Ancelotti. "Te queremos como entrenador", aseguraron en nombre de la ‘Juve’.”Pensé que estaban locos, y es peligroso contradecir a alguien mentalmente inestable. Firmamos un contrato redactado a mano (el mismo día que se reunió con la triada bianconera –Giraudo, Moggi y Bettega-). Llegué a casa y dije: "Soy el nuevo entrenador de la Juventus". Me respondieron: “’¡Vete a cagar!’. Tuve que llevar el contrato conmigo a todos lados, nadie me creía".
Desde aquel momento las cosas no salieron como imaginó. Llegó a Turín cuestionado por su pasado ‘rossonero’ y se marchó de mala manera enfrentado a buena parte de una hinchada.
En el primer partido en casa, y tras ocupar su lugar en el banquillo, apareció un 'tifo' en la grada de los ultras más radicales de la 'Veccia Signora' que rezaba: "Un maiale non puo' allenare", que traducido sería algo así como: "Un cerdo no puede entrenar". Esto se convertiría en una dinámica para los tiffosi de la 'Juve' durante el resto de encuentros.
"La primera semana en Turín vi un obelisco con una pintada: 'Un cerdo no puede entrenar'. Eso es un buen inicio. Moggi le dijo a los ultras que hicieran las paces. Me veían como el enemigo. La peineta que le dediqué a la Curva Cirea (la sección ultra de Delle Alpi) cuando entrenaba al Milán, iba para ellos. Siempre igual: "Un cerdo no puede entrenar". Me ponía furioso. Es una falta de respeto intolerable con los cerdos", aseguró el italiano.
Después, ya en el vestuario, el entrenador del Milan reconoció su feo gesto pero, para nada, se arrepintió de él. "Fue una reacción para esa panda de ignorantes", se justificó.
Tras las dos temporadas y media que estuvo al frente del banquillo bianconero en la que no consiguió ningún título, Ancelotti fue cesado con la excusa de que no había “una buena atmósfera”.
Años más tarde el italiano se sinceró: "Lo último que recuerdo de la Juve son los aplausos de los periodistas en la sala de prensa. Me querían. Ninguno era hincha de la Juve”, escribió el técnico en su libro. “Nunca me sentí cómodo en la Juve, era una tuerca más de una gran maquinaria, sólo un empleado más. Nunca me sentí como en casa".
Su historia de 'amor-odio' con la escuadra juventina no terminaría ahí. En 2003, y ya al frente del Milan, obtuvo su primer gran éxito en un banquillo. Ancelotti se proclamó campeón de la Copa de Europa, un título que precisamente ganó a la Vecchia Signora de Marcelo Lippi en Old Trafford.
La consecución de éste entorchado supuso para él su particular 'Vendetta'.
Con este pasado, el ahora técnico del Real Madrid, recibirá con toda seguridad un caliente recibimiento en el nuevo infierno de la 'Veccia Signora', el Juventus Stadium inaugurado en la temporada 2011/12.
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