Un pequeño grupo de ultras del Fluminense invadió en la noche del domingo la sede del club tricolor de Río de Janeiro, atacó algunos de los coches que estaban en el estacionamiento y quebró placas de publicidad, en una protesta por los resultados que tienen al equipo al borde de la segunda división.
Los actos vandálicos se registraron poco después de la derrota por 1-0 que el Fluminense encajó anoche frente al Flamengo en el estadio Maracaná en el tradicional clásico Fla-Flu y que dejó al equipo en la decimosexta posición de la clasificación, a un paso de quedar entre los cuatro últimos, que son castigados con el descenso.
El nuevo resultado negativo elevó a ocho el número de partidos en que el equipo continúa sin vencer y puso en duda la continuidad de Vanderlei Luxemburgo como técnico del Fluminense, pero la dirección del club lo confirmó en el cargo, lo que enfureció aún más a los hinchas más exaltados.
Los hinchas que invadieron el Fluminense cerca de la medianoche del domingo atacaron dos vehículos, uno de ellos propiedad del delantero Rhayner, y rasgaron las placas de publicidad que rodean la cancha utilizada por el equipo en los entrenamientos.
Los aficionados, miembros de una barra brava, exaltados también vaciaron basureros en la cancha y se sentaron en la misma, hasta ser retirados por los vigilantes de la institución.
Los integrantes de otras barras bravas ya habían acudido el sábado al entrenamiento del equipo para conversar con los jugadores pero en una actitud más tolerante y hasta anunciaron apoyo al elenco en el momento delicado.
"Guerreros estamos con ustedes", decía la pancarta que los hinchas dejaron en la sede del club tras su visita el sábado.
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