Más de 1.600 aficionados sevillistas fueron los que, finalmente, disfrutaron de una festiva jornada en Oporto, culminada con el partido de su equipo en el imponente estadio Do Dragao. Muchos de los seguidores se desplazaron en sus automóviles particulares, como ya sucedió en el partido de la primera jornada de la fase de grupos de esta Liga Europa, en Estoril. No obstante, si en esa ocasión, en pleno mes de septiembre, el sevillismo agotó las 2.500 entradas que el Estoril puso a su disposición.
El tiempo, salvo algún chubasco aislado, acompañó y la hinchada sevillista disfrutó de una amena jornada, sobre todo en el bello casco antiguo que se vuelca sobre la desembocadura del Duero, Douro en portugués. Las autoridades locales diseñaron un plan especial para orientar y congregar a los aficionados sevillistas hasta una zona delimitada.
La única nota negativa del día sobrevino por una pelea entre hinchas del Oporto y del Sevilla, saldada con dos detenidos -que pasaron la noche en comisaría y quedarán previsiblemente hoy en libertad- y otros dos aficionados sevillistas heridos. La Policía tuvo que intervenir para que el altercado no fuera a más. El episodio violento tuvo su precedente en la anterior eliminatoria que ambos equipos jugaron hace tres años. Ya entonces hubo otra pelea por las calles de Oporto, e incluso un grupo de aficionados sevillistas tuvo que refugiarse en un hotel y pedir auxilio a la policía, ya que los ultras del Oporto los amenazaron con "matarlos" si salían del recinto.
Al parecer, el motivo de esta actitud tan beligerante hacia los hinchas sevillanos fue el mero hecho de "ser españoles".
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