Toda medida de seguridad es poca ante el nuevo terrorismo que amenaza a Europa. La matanza yihadista de París ha elevado las alertas en todos los países. Los recintos deportivos y las salas de conciertos son dos de los objetivos de los sanguinarios. Uno de los suicidas intentó colarse en el estadio de Saint-Denis, en el Francia-Alemania, para inmolarse en las gradas, pero fue descubierto y activó su cinturón en los alrededores del campo. Ahora llega el clásico, el duelo más mediático del fútbol mundial, y hay que extremar las precauciones. El público deberá abrir hasta sus bocadillos ante los responsables de seguridad.
El periodista Siro López afirma en COPE que “todo el mundo está asustado por lo del sábado, hay una preocupación y la amenaza está ahí”. “No es un clásico cualquiera, no puede ser declarado de máximo riesgo como cualquier otro clásico”, insiste. La delegación del Gobierno, las autoridades y Barça y Real Madrid se reunirán el jueves para fijar el protocolo de seguridad. La precaución será mayor que en otras grandes citas balompédicas.
Perros y mochilas
La delegada del Gobierno de Madrid, Concepción Dancausa, ha deslizado que es posible que se controlen hasta los bocadillos en la entrada del Bernabéu. Cabe recordar que algunos ultras del Benfica introdujeron recientemente bengalas en el Vicente Calderón escondidas entre los panes. Un dato mucho más reciente: con motivo del Bélgica-España (finalmente suspendido por amenaza terrorista), la organización pidió al público que accediera al estadio sin mochilas.
Los controles de acceso y salida del Bernabéu contarán con más niveles de seguridad que nunca con motivo del clásico. La Policía, además, vigilará los exteriores del campo a lo largo de la semana con perros detectores de explosivos. Todo este operativo necesita el apoyo de la afición, que deberá adelantar el acceso al recinto ante las colas que se formarán por los registros. El Bernabéu ya fue objetivo de ETA en 2002, cuando estalló un coche en los alrededores en la previa de un clásico de Champions. Y también en 2005, cuando una amenaza de bomba obligó al desalojo del estadio en el encuentro ante la Real Sociedad.
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