El brasileño Jairton da Rocha, de 48 años, lleva al Coritiba en el corazón y, sin duda, puede ser considerado como uno de los hinchas más fieles del mundo. La enfermedad que le impide andar no es un impedimento para que anime a su equipo desde las gradas porque cuenta con la inestimable ayuda de su mujer e hijos. Ellos se encargan de llevarle y acompañarle en el estadio Couto Pereira. Desde allí, postrado en una camilla, sigue con pasión los partidos y canta con todas sus fuerzas los goles de su equipo.
Jairton da Rocha sufre una distrofia muscular de las extremidades que le impide caminar, aunque no supone una barrera para que, siempre que las circunstancias se lo permiten, acuda al estadio a animar al Coritiba. Junto a su familia, el equipo que ama llena su corazón. Nada puede cambiar eso. La enfermedad no frena la ilusión de apoyar a sus jugadores, a los que no abandonaba el pasado fin de semana a pesar de que las condiciones climatológicas invitaban a quedarse en casa. Su familia así se lo pedía, pero él quiso acompañar a los suyos en un partido trascendental para su equipo. La permanencia estaba en juego y este fiel hincha desafiaba a la persistente lluvia que caía sobre la ciudad para empujar a su club.
Postrado en su camilla, resguardándose como podía con un paraguas, aguantaba el chaparrón y se dejaba la voz para animar a los suyos. «Coritiba es muy importante para mí, me hace superar barreras. Eso es lo que me mueve a seguir adelante. Quisiera venir a todos los partidos, pero no se puede», explica Jairton da Rocha siempre cuando es entrevistado. El esfuerzo ante el Vasco de Gama mereció la pena porque el punto sumado por su equipo (0-0) supuso la permanencia de su equipo. Un empate que condenó al rival a Segunda división, pero que supuso una inmensa alegría para un hincha que ya piensa en volver la próxima temporada al campo para empujar al Coritiba.
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