Un número aproximado de 200 fanáticos esperaron la salida de los jugadores y fueron a encararlos con la intención de increparlos por el pobre desempeño ante Santaní.
A medida que pasaban los minutos, el ambiente tenso se convirtió en violencia. Ya durante la conferencia de prensa de “Chiqui” Arce, los cánticos con ofensas hacia los jugadores, fuera del recinto, comenzaron a subir de tono. El estribillo ¡Que se vayan todos! fue el canto preferido.
Posteriormente, no permitieron la salida de los jugadores y ya el asunto se descontroló totalmente. Esto hizo que intervinieran los “cascos azules”, quienes quisieron dispersar a los hinchas, cuando estos llegaron hasta el estacionamiento y comenzaron a rayar los vehículos de los jugadores.
Los agentes comenzaron a repartir cachiporrazos y los fanáticos retrucaron con piedrazos. La estampida tomó las calles adyacentes del estadio y ante esta situación los jugadores tuvieron que salir escoltados para tomar el bus que los trajo, cuando se disponía a salir del estadio recibió una lluvia de piedras que para suerte de los jugadores no pasó a mayores.
Directivos, escoltados
La plana mayor de la dirigencia franjeada, comenzando por el presidente Marco Trovato, también sufrió el escrache de los hinchas. Tras la “huida” del bus de los jugadores, los popes tuvieron que ser escoltados por la Policía para abordar sus respectivos vehículos, no sin antes recibir un sinfín de ofensas de los furiosos fanáticos. Nervios ápe ha pépe ante el cada vez más difícil logro del título 40
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