La primera sesión (doble y definitiva) del juicio por el caso Jimmy, el ultra del Deportivo que murió apaleado el 30 de noviembre de 2014 en una gran reyerta con hinchas del Frente Atlético, dejó ayer alguna sorpresa. Aunque se trata del proceso judicial que afecta solo a los tres menores supuestamente implicados en el linchamiento de Francisco Javier Romero Taboada, Jimmy, de 43 años, las declaraciones del testigo protegido salpicaron a los cuatro adultos acusados de la muerte, a quienes el juez puso en libertad el pasado mes de mayo por falta de pruebas.
El testimonio inculpa —siempre según señalan personas presentes en el juicio, que se celebró a puerta cerrada— a algunos de los cuatro mayores de edad que en su día fueron también acusados de homicidio por la policía. El testigo protegido, clave en esta causa que pretende dilucidar quiénes pudieron ser los autores materiales del asesinato del ultra del Deportivo, ratificó ante la juez la declaración que realizó en su día ante la fiscal de Menores. “Me arrepiento de haber participado en una reyerta en la que otros han matado a una persona”, declaró. El verano pasado, confesó su participación en la multitudinaria pelea entre radicales de extrema izquierda del equipo coruñés (los Riazor Blues) y miembros del Frente Atlético, de extrema derecha. Todos los acusados de participar en la brutal agresión —tanto menores como mayores de edad— son radicales del equipo rojiblanco.
El testigo, quien declaró durante más de una hora, volvió a identificar, entre otros, al entonces menor Álvaro C. G., apodado Kit-kat, líder de las juventudes de los ultras del Atlético de Madrid y principal acusado en este procedimiento, quien fue detenido por la policía el mismo día de los hechos. “El testigo ha corroborado todo, sin fisuras. Ha sido contundente, monolítico, ha desmenuzado la actuación de cada uno de los presuntos implicados sin incurrir en una sola contradicción”, señalaron fuentes presentes en la vista oral.
Las investigaciones policiales permitieron en su día conocer las conversaciones que Álvaro C. G., entonces menor de edad, había mantenido con su novia a través de WhatsApp y en las que relataba su participación en el linchamiento. “Le hemos reventado, sin porra me he quedado, le hemos dado un palizón”, le escribió a la joven a las 9.26 del día de autos.
Mensajes de móvil
Ayer, preguntado por su abogada defensora, el principal acusado reconoció que se encontraba allí, pero se declaró inocente y argumentó, siempre según asistentes a la vista oral, que “alguien” le dio la porra, pero que no sabía quién y que no recordaba “haber mandado esos mensajes desde su móvil”.
La declaración del testigo protegido resulta clave para el juicio que ha de celebrarse en su día para aclarar la implicación en la agresión de los cuatro adultos acusados de homicidio, que fueron puestos en libertad por falta de pruebas el 21 de mayo por el magistrado Pedro Merchante Somalo, el cuarto juez que instruye el juicio de este caso. Esta investigación que afecta a los mayores de edad se está tramitando en el juzgado número 20 de Plaza Castilla.
Estos cuatro adultos son defendidos de manera coordinada por el conocido exfiscal de la Audiencia Nacional Ignacio Gordillo y por la penalista Margarita Santana.
En el juicio, que se desarrolló a puerta cerrada con arreglo a los establecido en la ley del menor, estaban citados a declarar también dos de los menores (uno de ellos en estos momentos ya mayor de edad) sobre los que pesan imputaciones en el caso, pero se negaron a declarar, según las fuentes presentes en la sesión.
El fiscal, quien da plena credibilidad al testimonio del testigo protegido, solo acusa del homicidio de Jimmy a Álvaro G. C. Sin embargo, la policía acusa también a otro joven, llamado Isaac, cuyas conversaciones grabadas trascendieron hace un par de días. En ellas describe pormenorizadamente la descomunal trifulca y explica su participación en los hechos: “El primero que nos ha venido, entre tres, ha ido al puto río”.
En la sesión de la tarde declararon como testigos otros cuatro miembros del Frente Atlético, así como los policías que han llevado el peso de la investigación.
El fiscal pide ocho años de internamiento y tres de libertad vigilada para el acusado de homicidio, a quien también considera autor de un delito de riña tumultuaria y de otro de tenencia ilícita de armas. Por su parte, la defensa trató de poner en duda todas las pruebas, incluida la autopsia, que en su día estableció que Jimmy murió por un traumatismo craneoencefálico y el estallido del bazo. El juicio quedó visto para sentencia.
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