Hasta el minuto 56 del partido contra el Somozas del pasado domingo, las aisladas muestras de enfado del público del Príncipe Felipe se habían volcado contra Antonio Martínez Doblas, máximo accionista del Cacereño. En ese momento, cuando Leo Ramírez --uno de los mejores futbolistas del equipo este curso-- era sustituido, se escucharon los primeros gritos pidiendo la dimisión del entrenador, Angel Marcos. Los cánticos de una parte de la grada se trasladaron ayer a las paredes exteriores del estadio, que apareció con pintadas pidiendo la marcha del técnico y también de Doblas.
"Marcos dimisión", "Angel Marcos vete ya", "La solución Marcos dimisión" y "Doblas paga y vete", eran algunas de las pintadas que dejaron en el estadio. El club se limitó a eliminarlas, lo que ya había hecho a primera hora de la tarde, sin hacer ningún tipo de declaración.
No es la primera vez que los aficionados más radicales del Cacereño muestran su enfado con Doblas y Marcos. La relación del máximo accionista del club con la afición se deterioró a raíz del traslado a El Cuartillo a principios de la temporada 2013-2014, una aventura que duró catorce jornadas. En El Cuartillo llegó a ser fuertemente increpado por algunos hinchas, lo que motivó que no volviera a la grada, donde había un improvisado palco.
La temporada pasada apenas se vio a Doblas por el palco del Príncipe Felipe y esta campaña solo ha aparecido en una ocasión, en el primer partido del 2016, ante el Izarra, el primero de la serie de tres derrotas seguidas en casa. Periódicamente (no en todos los partidos) aparece una pancarta en preferencia donde puede leerse "Doblas paga y vete ya", un texto idéntico a una de las pintadas de ayer.
Con Angel Marcos, la afición estaba siendo más indulgente. Conocedora de la delicada situación económica del equipo y de los escasos mimbres con los que cuenta el técnico, el público apenas había gritado nada contra el entrenador esta temporada hasta el pasado domingo.
PROBLEMAS
Marcos está acostumbrado a trabajar con plantillas cortas (ha confesado en alguna ocasión que le gusta así), pero la de este año quizás es demasiado. En el entrenamiento de ayer, el primero para preparar el partido del domingo ante el Valladolid B (12.00 horas), solo disponía de once futbolistas por los problemas físicos que sufren algunos de ellos. El mal estado del terreno de juego y de las instalaciones, tampoco ayuda. Los futbolistas se han encontrado muchos días sin agua caliente. El árbitro del partido ante el Izarra llegó a reflejar en el acta que tanto los jugadores del equipo visitante como el trío arbitral "tuvieron que utilizar las duchas del vestuario del equipo local ya que, debido a un problema con el gas, solo este vestuario disponía de agua caliente".
La situación deportiva, además, no ayuda a calmar a la afición. Seis jornadas seguidas sin ganar, con tres derrotas seguidas en casa incluidas, han llevado al equipo cerca de la zona de peligro. La renta sobre el descenso es de cuatro puntos, pero solo de uno sobre la promoción por la permanencia. El partido del domingo será muy importante, pues el Valladolid B es un rival directo, con los mismos puntos que los verdes, 25.
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