La sensación en los alrededores del Estadio Municipal de Butarque, en Leganés, recordaba ayer por la mañana a un amanecer del primero de enero. Una tranquilidad simulada, de resaca; un silencio revelador de lo vivido 24 horas atrás, cuando el equipo del municipio doblegó al Alavés y se situó líder de Segunda División por primera vez en su historia. Una victoria que alimenta de realidad la utopía del ascenso a la liga de las estrellas y que, definitivamente, desborda la ilusión en los vecinos de la localidad, partícipes de este órdago a la lógica.
Hace apenas dos años, el Leganés jugaba en Segunda División B, anclado a la categoría durante una década. Ahora, en lo alto de la tabla, el ascenso es más que una posibilidad. Aunque su trayectoria aporta argumentos para narrar una nueva rebelión de los modestos, el enésimo David contra Goliat, sus resultados esconden una gestión adecuada en diferentes parcelas. Así lo entiende el presidente de la Federación de Peñas del club, Javier Herrera. «El secreto es la gestión, con el área deportiva muy bien llevada por Asier Garitano y con el club ayudando a que crezca la masa social», explica a ABC. Herrera, «ilusionado pero con los pies en el suelo», encuentra en el Eibar el modelo que seguir, habida cuenta de que su camino fue casi idéntico.
Cada paso que el equipo ha dado en los últimos meses ha sido secundado por una afición cada vez más numerosa. Según datos de la entidad «pepinera», el número de abonados se ha duplicado en las dos últimas temporadas, pasando de algo más de 2.500 a los 5.000 actuales. Los resultados recientes, cómo no, han confirmado esta tendencia. Con el abono de mitad de temporada a 49 euros, en la última semana se tramitaron cerca de 200 altas. La cifra es el techo histórico del club.
Este crecimiento implica que las gradas de Butarque se abarroten cada fin de semana. Con una media de 4.500 espectadores durante la presente campaña, en el decisivo duelo ante el Alavés (segundo clasificado) se registró el cuarto lleno de la historia del estadio, con 8.138 gargantas entregadas a esta suerte de delirio blanquiazul.
Pero este apoyo no se reduce a los partidos en suelo leganense. Según Herrera, los desplazamientos revelan un seguimiento «impensable» en otras temporadas. El Leganés ha llegado a movilizar a 600 personas a Zaragoza y 400 a Córdoba. Después de este último partido, las oficinas del club se desbordaron. Casi tanto como ahora, con el doble de camisetas vendidas que hace un año y con las reservas de género al mínimo. «Se ha desatado la ‘Legamanía’», dicen desde la entidad del sur de Madrid.
El sentimiento de pertenencia por este Leganés histórico incluso ha cruzado el Atlántico. En Argentina, allí donde el fútbol es una religión, la peña «Los Pibes del Lega» sigue con pasión los humildes pasitos de gigante del conjunto de Garitano. Hernán Pérez, argentino e hincha del equipo, cuenta a este periódico que este domingo madrugó para no perderse la cita. Seguidor del «Lega» casi por divinidad, vino a España para ver el ascenso a Segunda en 2014 y advierte de que hará lo propio en unos meses. «Vamos a conseguir el ascenso a Primera», asegura.
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