Un partido de categoría infantil. Un niño que recrimina a otro una dura entrada; un compañero que acude a ver qué pasa y varios que se suman a la trifulca. El árbitro no sabe cómo cerrar el asunto... Y la discusión-pelea-empujones entre niños de 12 y 13 años se convierte en una batalla campal... Entre los padres.
Este sábado, en la Ciudad Deportiva Joan Gamper, vimos un ejemplo de ello. Se enfrentaban el Infantil A del Fútbol Club Barcelona y el del Sabadell. En la segunda parte, hubo una falta de un jugador azulgrana a uno del Sabadell. A partir de allí, el árbitro Miguel Ángel Alonso Martínez empezó a recibir insultos por una parte de la grada donde según los asistentes se encontraban los padres y aficionados del conjunto arlequinado. El colegiado no se lo pensó y acudió al delegado de campo y le pidió que expulsara a estos aficionados. El delegado cruzó todo el campo y se dirigió a ellos con la siguiente frase: “Me ha dicho que si no os vais no seguirá el partido”. Todo mientras el juego permanecía parado. Los cuatro/cinco padres se levantaron y abandonaron la grada aunque vieron el partido desde la entrada a ese campo.
Con este gesto, el árbitro dio un golpe sobre la mesa y demostró que él es el que manda en el campo. Su intervención fue clave para evitar que siguieran los insultos y debería ser un ejemplo para que todos sus compañeros se atrevan y expulsen de los terrenos de juegos a todos los individuos que acuden con la intención de insultar y no de disfrutar de un partido de fútbol.
Con este gesto, el árbitro dio un golpe sobre la mesa y demostró que él es el que manda en el campo. Su intervención fue clave para evitar que siguieran los insultos y debería ser un ejemplo para que todos sus compañeros se atrevan y expulsen de los terrenos de juegos a todos los individuos que acuden con la intención de insultar y no de disfrutar de un partido de fútbol.
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