Los ultras de Cartagena y Real Murcia desentonaron en un derbi en el que destacó, por encima de todo, la armonía y el hermanamiento en la grada. En los aledaños del Cartagonova, antes de empezar el partido, ya se pudieron ver juntos a aficionados de ambos equipos. La rivalidad sana primó por encima de todo, aunque no faltaron pequeños altercados protagonizados por los hinchas radicales, sobre todo al final del partido.
A la salida del estadio, un grupo de ultras del Cartagena se dirigió hacia la Alameda, próxima al Cartagonova, donde empezaron a romper botellas de cristal. En ese lugar no había aficionados granas, según afirmó anoche a 'La Verdad' un portavoz de la Policía Nacional, que desplazó a la zona dos furgonetas de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR). Al escuchar las sirenas, los hinchas se dispersaron rápidamente por calles adyacentes. Los agentes no pudieron identificar ni cuantificar el número de personas que provocaron esos incidentes.
Como medida de seguridad, el autobús del Real Murcia abandonó el estadio por la Avenida del Cantón, tomando una dirección diferente a la habitual, que es cogiendo la Alameda y el Paseo Alfonso XIII, que lleva a la autovía A-30 en dirección a Murcia.
Mucho antes de que los ultras albinegros cometieran estos actos vandálicos, los del Real Murcia desplazados a Cartagena derribaron una de las vallas metálicas del fondo sur del Cartagonova. Concretamente sucedió en la celebración del 0-1, cuando Sergi Guardiola y el resto de futbolistas granas se acercaron a celebrar el gol con la afición. Los ultras, ubicados en un rincón del fondo sur bajo, se amontonaron sobre la valla, que cedió por el peso hasta venirse abajo.
Algo similar sucedió en 2010 con los hinchas del Real Betis. Por aquel entonces, con el regreso del Cartagena a Segunda, los fosos del Cartagonova no se habían cimentado todavía y varios seguidores verdiblancos cayeron a la zanja.
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