El fútbol en los Balcanes es visceral. No se entiende la figura del socio oportunista y calmado con su bolsa de pipas quejándose entre dientes. Lo que se pudo ver este fin de semana es una buena muestra de ello.
Un ultra enmascarado del Hajduk Split saltó al campo palo selfie en mano amenazando al árbitro del partido de su equipo ante el Rijeka, el líder de la liga croata. El equipo de Split iba ganando por 1-0 cuando el árbitro pitó un penalti a favor de los visitantes en la segunda parte. Tras empatar, los ultras de la Torcida Split enloquecieron por lo que creían una injusticia.
El partido acabó con empate a uno y se desarrolló bajo una atmósfera violenta. La Torcida y la Armada del Rijeka intercambiaron insultos y entonaron cánticos racistas contra el jugador gambiano del Hajduk, Hamza Barry. Ambos grupos ultras unieron su voz para hacer un llamamiento a la muerte de los serbios y los habitantes de Zagreb, con 20 detenidos durante y después del partido.
El hincha que pasará a la historia como el loco del palo selfie pertenece al grupo ultra más antiguo de Europa. La Torcida Split se fundó en 1950. Eran unos enamorados de la forma de animar en los campos brasileños, así que adoptaron la palabra "torcida" en su nombre, que significa "afición" en portugués.
La Torcida se encargó de suministrar combatientes al ejército nacionalista en la Guerra de Croacia, en la que murieron muchos de los miembros del grupo. Es más, en la entrada de su estadio hay un mural que recuerda a los hinchas que dieron su vida en aquel conflicto.
Su ideología es la extrema derecha y hacen gala de ello con cánticos, pancartas y simbología fascista. De hecho, se les acusa de pintar aquella esvástica en el césped de aquel Croacia-Italia de hace un par de años. Lo del palo selfie solo ha sido una mancha más en su trayectoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario