Se repite la misma escena, ya convertida en habitual año tras año: varios ultras abandonan los calabozos del Palacio de Justicia después de prestar declaración ante el juez de guardia por desórdenes públicos, lesiones y atentado a agentes de la autoridad. Fuera les espera el resto del grupo, haciendo guardia durante horas para proteger con paraguas, gorras y sudaderas a los radicales con el objetivo de evitar ser captados por las cámaras. El nuevo episodio tiene como protagonistas a los diez miembros de la peña Ultra Boys detenidos por la agresión a varios policías nacionales antes del derbi del sábado en El Molinón. Quedaron en libertad con cargos a la espera de que avance la fase de instrucción. Todos ellos negaron haber participado en la trifulca que se saldó con ocho agentes heridos.
La novedad en esta ocasión es que la jueza, Ana López Pandiella, les prohíbe entrar al campo e incluso aproximarse a menos de 500 metros los días de celebración de partido. Esta medida de alejamiento llega después de al menos una decena de altercados, arrestos y juicios con seguidores radicales del Sporting, a los que el club continuaba dejando entrar al estadio sin cortapisas. Tuvo que ser la Comisión Antiviolencia la que en marzo de 2013 ordenase el cierre del local que les había cedido por el Sporting en El Molinón tras unos graves incidentes que se saldaron con dos guardias de seguridad heridos de gravedad. Sin embargo, la peña continúa utilizando las instalaciones.
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