El Sevilla FC vuelve este jueves a su competición fetiche. La primera criba en las eliminatorias cita a los de Machín con la Lazio. Un histórico de Europa, por su fútbol... y por sus ultras. Una ciudad hostil para viajar y dividida entre dos pasiones, en la que la violencia traspasa los límites en no pocas ocasiones.
Así es el panorama actual de la Curva Nord de la Lazio, convertido en uno de los grupos más importantes dentro del panorama tifo italiano. Se fundó en 1973, aunque no se radicaliza hasta un año más tarde. No obstante habría que esperar década y media después para la aparición de Irriducibili, la sección más potente del grupo.
Una facción que jugó un papel decisivo en la historia del club. Suyas fueron las movilizaciones para salvar a la Lazio de su desaparición a finales del siglo pasado. Un hecho que le hicieron ganarse el crédito de la afición y del club, hasta el punto de casi apoderarse de la entidad.
No obstante si por algo destaca Irriducibili es por su independencia, su libertad... y también su antisemitismo. El grupo, que contagia a toda la Curva Nord de la Lazio, no pierde ocasión alguna para mostrar su ideología ultra derechista,. Antisemita y fascista. Una de las primeras 'pinceladas' que se hicieron notar fue una pancarta mostrada en 1998. "Auschwitz, la vostra patria, i forni le vostre case". "Auschwitz vuestra patria, el horno vuestra casa", en español, en un derbi romano.
Una frase que no es aislada en el grupo lazial. A principios de siglo, sacaron una pancarta atentando contra su eterno rival: "Roma. Equipo de negros, afición de judíos". Por aquellos tiempos también se utilizó una fórmula similar, que citaba: "onore [honor] alla tigre Arkan", uno de los criminales de guerra más sanguinarios del conflicto de los Balcanes.
Un conflicto unidireccional que no sólo corre en contra de las aficiones rivales. También apunta a los jugadores. Al grito de "negro judío" se recibió al holandés Aron Winter, un internacional 'Oranje' que firmó por la Lazio. Con amenazas se 'invitó' a la 'Brujita' Verón a borrarse el tatuaje del Che Guevara. Incluso en la Liga de Campeones se profirieron cánticos frente al Tottenham, por las raíces judías del club y el color de algunos de sus futbolistas. Defoe o Towsend, los protagonistas.
Y si hay odio, también idolatrías. Hace ya un tiempo el histórico Miroslav Klose, alemán descendiente de polacos, fichó por la Lazio. Por aquel entonces los ultras parafraseaban el slogan nazi "Gott mit uns" (Dios está con nosotros), convirtiéndolo a "Klose mit uns" para celebrar los goles. No obstante si existe un referente en la Curva Nord es Paolo Di Canio. El histórico ex futbolista (Tatuado con el 'Dux' en referencia a Mussolini) siempre estuvo al límite de la polémica. El motivo, sus celebraciones haciendo el saludo fascista. Incluso fue expulsado por Sky Sport. Una forma de ser que le convirtió en ídolo lazial. También de la misma manera actuó Mauro Zárate.
Tal es el contagio hacia los futbolistas que Lulic, defensa que a día de hoy sigue en la Lazio protagonizó otro hecho polémico. El serbio comentó unos insultos racistas hacia Rüdiger, de la Roma: "Rüdiger debería callarse. Hace dos años estaba vendiendo calcetines en Stuttgart".
Pero su radicalismo no acaba hoy. A principios de temporada, el capo Diabolik Pluto firmó un comunicado en el que se prohibía a las mujeres situarse en asientos inferiores a la fila 10. "El fondo norte representa un lugar sagrado para nosotros. Un ambiente con un código no escrito que hay que respetar. Las primeras filas del fondo siempre las hemos vivido como si fueran una trinchera. Dentro de ella no admitimos Mujeres, Esposas ni Novias por lo que las invitamos a posicionarse a partir de la fila diez. Quien elige el estadio como alternativa a una escapada romántica y despreocupada a Villa Borghese (uno de los parques más bonitos de la capital), que se vaya a otros sectores del campo", firmaba la octavilla.
Algo que condenó el club y hasta Ruth Durghello, presidenta de la comunidad judía de Roma. "Esta no es una tribuna popular, esto no es fútbol, esto no es deporte. Dejad el antisemitismo fuera de los estadios", comentó. Ahí emergió la figura de Sor Paola, la monja valiente: "Si otras mujeres no pueden ir, estaré yo en la primera fila de la Curva Nord".
Pero la polémica con Diabolik, el capo, no cesa ahí. En septiembre de 2013 fue detenido por tráfico de drogas, además de actos criminales de otro calado. Por aquel entonces se le incautó inmuebles y automóviles de lujo entre otras cosas. Todo ello por una cantidad superior a los 2 millones de euros. Entre esas cosas manejaba el monopolio del merchandising de su grupo ultra. Con pines, camisetas, parches o sudaderas entre otras. Un tipo que lleva relaciones con el jefe de la camorra napolitana y que se le detectó una red de tráfico en países como Turquía o España...
Una polémica similar a la de hace unos años, cuando los ultras de la Lazio se acercaron al sector donde se ubican los de la Roma para pegar adhesivos de Ana Frank con la camiseta del eterno rival. Un hecho que dio la vuelta al país, que condenó aquello. Incluso la Serie A obligó a la plantilla a salir a un calentamiento con camisetas de la fallecida a manos del imperio Nazi. Algo que no compartieron los ultras, que añadieron que se tenía que valorar en un "contexto deportivo de chistes y bromas".
Y en la calle, peleas e incluso asesinatos. El más famoso, el de Gabriele Sandri a manos de un policía que intentó mediar en una pelea entre radicales de la Lazio y la Juventus. Tal es la incidencia ultra que en el derbi después se le rindió tributo. Los protagonistas, los capos y los capitanes Totti y Rocchi. Algo que también se vio a principios de siglo. En 2004, tras 15 detenidos, 23 denuncias y 153 policías heridos, además de los incidentes entre ultras de la Lazio y la Roma, se suspendió el derbi tras el falso rumor difundido por seguidores radicales de que la policía había atropellado a un niño.
De hecho no son pocas las veces que han multado o cerrado la Curva Sur de la Lazio. Una de las primeras veces fue en 2005, cuando jugaron a puerta cerrada en la Copa Intertoto contra el Tampere. Antes, la UEFA castigó al club por gritos racistas a jugadores del Partizán de Belgrado. En 2013 ocurrió lo del Tottenham, en un año que cerraron su grada hasta cuatro veces. Un infierno contra el que ahora tendrá lidiar el Sevilla. En frente, uno de los equipos más potentes de Italia, con uno de los grupos más temidos de Europa.
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