Mayo de 2005. Las Ramblas de Barcelona. 3.15 horas. Un grupo de incontrolados convierte la celebración del triunfo del Barça en la Liga en una batalla campal. Entre ellos Arnau Montilla Benet, uno de los cinco hijos del presidente catalán, José Montilla, quien deberá pagar una multa de 30 euros y una indemnización de 269 euros a la compañía Telefónica por destrozar dos cabinas de teléfonos.
Así lo dictamina la Sección Quinta de la Audiencia de Barcelona en una sentencia dictada el 31 de marzo de 2008, en la que condena al acusado por una falta continuada de daños. Este tribunal revoca parcialmente el fallo del Juzgado de lo Penal 14 de Barcelona, que fue recurrido por la defensa del inculpado y que condenaba inicialmente a una multa de 360 euros y a pagar la citada indemnización, al entender que el ataque fue constitutivo de delito, y no de una falta. Inicialmente, la Fiscalía había solicitado una pena mucho mayor, una multa de 440 euros y una indemnización de 11.139 euros.
Los hechos ocurrieron el 15 de mayo de 2005, durante la fiesta de celebración del título, que había concentrado a 100.000 personas en las celebraciones de la fuente de Canaletas, lugar de culto de los hinchas azulgranas y quienes, ese día, lucían banderas catalanas y cánticos alusivos al Real Madrid («Madrid se quema, se quema Madrid», entre otros).
«Ánimo de dañar»
La fiesta, ya de madrugada, fue empañada por un grupo de incontrolados que causaron daños en semáforos, marquesinas, cabinas telefónicas y escaparates de comercios. Las pérdidas fueron valoradas por el Ayuntamiento en más de 30.000 euros. Los altercados fueron comparados por la Guardia Urbana con los que se registraban habitualmente en el centro de Barcelona durante la noche de Fin de Año.
El balance de los incidentes fue de ochos heridos, tres de ellos ciudadanos que sufrieron heridas de arma blanca y cinco policías con lesiones de carácter leve. Según la sentencia, sobre las 3.15 horas, Arnau Montilla, «con ánimo de dañar la propiedad ajena y en compañía de otros dos individuos no identificados», propinó un puntapié a la estructura de una cabina y destrozó el cristal de la misma. A continuación, se dirigió a otra cabina telefónica y golpeó el auricular.
El acusado confesó
El propio Montilla admitió durante el juicio haber golpeado una de las cabinas, pero negó la fractura del vidrio. Sin embargo, el testimonio de la Guardia Urbana fue contundente al asegurar que presenció cómo el acusado rompía el cristal. Los móviles de la actuación del inculpado, indica la sentencia, «no aparece sino como la pura tendencia a destruir o menoscabar un patrimonio ajeno, al margen de cualquier beneficio propio».
El abogado defensor del díscolo hijo del presidente catalán, habido de su anterior esposa, solicitó que se aplicara a su cliente la atenuante de intoxicación etílica, petición que fue desestimada por el juez, quien aseguró que durante la vista oral no se había aportado ninguna prueba que acreditara esa circunstancia.
La sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona es firme y sólo cabe un recurso extraordinario.
Así lo dictamina la Sección Quinta de la Audiencia de Barcelona en una sentencia dictada el 31 de marzo de 2008, en la que condena al acusado por una falta continuada de daños. Este tribunal revoca parcialmente el fallo del Juzgado de lo Penal 14 de Barcelona, que fue recurrido por la defensa del inculpado y que condenaba inicialmente a una multa de 360 euros y a pagar la citada indemnización, al entender que el ataque fue constitutivo de delito, y no de una falta. Inicialmente, la Fiscalía había solicitado una pena mucho mayor, una multa de 440 euros y una indemnización de 11.139 euros.
Los hechos ocurrieron el 15 de mayo de 2005, durante la fiesta de celebración del título, que había concentrado a 100.000 personas en las celebraciones de la fuente de Canaletas, lugar de culto de los hinchas azulgranas y quienes, ese día, lucían banderas catalanas y cánticos alusivos al Real Madrid («Madrid se quema, se quema Madrid», entre otros).
«Ánimo de dañar»
La fiesta, ya de madrugada, fue empañada por un grupo de incontrolados que causaron daños en semáforos, marquesinas, cabinas telefónicas y escaparates de comercios. Las pérdidas fueron valoradas por el Ayuntamiento en más de 30.000 euros. Los altercados fueron comparados por la Guardia Urbana con los que se registraban habitualmente en el centro de Barcelona durante la noche de Fin de Año.
El balance de los incidentes fue de ochos heridos, tres de ellos ciudadanos que sufrieron heridas de arma blanca y cinco policías con lesiones de carácter leve. Según la sentencia, sobre las 3.15 horas, Arnau Montilla, «con ánimo de dañar la propiedad ajena y en compañía de otros dos individuos no identificados», propinó un puntapié a la estructura de una cabina y destrozó el cristal de la misma. A continuación, se dirigió a otra cabina telefónica y golpeó el auricular.
El acusado confesó
El propio Montilla admitió durante el juicio haber golpeado una de las cabinas, pero negó la fractura del vidrio. Sin embargo, el testimonio de la Guardia Urbana fue contundente al asegurar que presenció cómo el acusado rompía el cristal. Los móviles de la actuación del inculpado, indica la sentencia, «no aparece sino como la pura tendencia a destruir o menoscabar un patrimonio ajeno, al margen de cualquier beneficio propio».
El abogado defensor del díscolo hijo del presidente catalán, habido de su anterior esposa, solicitó que se aplicara a su cliente la atenuante de intoxicación etílica, petición que fue desestimada por el juez, quien aseguró que durante la vista oral no se había aportado ninguna prueba que acreditara esa circunstancia.
La sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona es firme y sólo cabe un recurso extraordinario.
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