Más de 750 socios de la Peña más ruidosa y multitudinaria de La Rosaleda desvelan las claves para arropar sin descanso al Málaga. Ayer cantaron todo su repertorio, fueron los primeros en llegar y los últimos en irse
Sumergirse en la marea humana que arropa en La Rosaleda al equipo blanquiazul desde la Curva Malaka Hinchas es una experiencia única. Puedes haber vibrado con el Málaga durante años, desde tu niñez, degustar encuentros históricos en vivo, como aquella ´manita´ al Barcelona, la remontada épica sobre el Mérida en la campaña del anterior ascenso a Primera o la más reciente, ante el Racing de Ferrol en otra segunda mitad para enmarcar. Pero te queda siempre algo por descubrir dentro del estadio de Martiricos: cantar codo con codo con los socios más constantes y ruidosos hasta llegar a convertirte en uno más.
Una ´infiltración´ en toda regla que dirían los ´Hombres de Paco´.El partido de ayer reunió, además, todos los ingredientes para grabarlo en la memoria. Un tanto del Sporting para abrir el marcador, un empate eléctrico, apenas un minuto después, y dos dianas más para desatar el éxtasis de unos seguidores convencidos de que el regreso a la máxima categoría es casi inminente: "Esto es afición de un equipo campeón", se cantaba ya pasadas las diez de la mañana y a cerca de dos horas del inicio. Luego más: "Málaga es de Primera... Es de Primera, Málaga es de Primera".
La Curva es un sentimiento, como sus integrantes recalcan en otro de sus cánticos. Más de 750 voces de diferente condición social pero unidas por una misma vocación, animar a su escuadra, son capaces de lanzar una ´ola´ en el campo que permanece activa durante varios minutos para completar hasta tres vueltas enteras. Incluso se permite establecer un diálogo entre los dos fondos.Desde el pitido inicial. Cuando otros sectores de La Rosaleda aún muestran a los aficionados a la búsqueda de su localidad o a otros, también fríos, más pendientes de saber dónde se ubican sus jugadores que de cualquier otra cuestión, Malaka Hinchas ya suena con fuerza.
Ellos empiezan a calentar mucho antes de que lo hagan los jugadores y eso cuenta: "Forza Málaga, alé, alé, forza Málaga, alé, alé, alé, alé... Vamos hoy hay que ganar, lucha siempre hasta el final". Ayer, con el estadio casi lleno, pudieron recorrer casi todo su repertorio.Bien guiados por la voz de Sergio Muñoz, animador de esta peña que se ayuda de los megáfonos que el Málaga tiene instalados sobre la propia Curva, no hay tiempo para descansar: "¡A por ellos, oé, a por ellos, oé". Ni siquiera un gol en contra entristece los ánimos porque queda mucho partido por delante: "Ahora más que nunca, te quiero Máaaaaalaga".Quizás sea el instante más sorprendente. Acaba de marcar el rival un tanto que puede ensombrecer las opciones de regresar a Primera, después de una meritoria trayectoria desde principios de Liga, pero no se deja al lamento respiro alguno. Los jugadores responden como mejor saben: Baha empata apenas un minuto después. Atronan las voces de la Curva: "La camiseta que llevo, la llevo pegada a la piel y la quiero y la quiero y nunca me la quitaré".
El éxtasis vendrá tras el descanso, con los goles de Hidalgo y Gerardo. Y ni siquiera la nueva diana del conjunto asturiano en las postrimerías limitará la fiesta. La Curva es un sentimiento, una vocación. Todo malaguista debe vivirla, al menos por un día.
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