El primer ministro británico, Gordon Brown, calificó de "desgracia" a los hooligans que protagonizaron graves enfrentamientos en Manchester, tras la final de la Copa UEFA, con un resultado de 42 arrestos y 52 heridos. Brown dijo además, en su conferencia mensual con la prensa en Downing Street, en Londres, que los hooligans pusieron en peligro la campaña oficial para que Inglaterra sea sede del Mundial de fútbol en 2018. Según el jefe del gobierno, tras los enfrentamientos en Manchester, en los que un ciudadano ruso fue apuñalado, podría regularse la venta y el consumo de alcohol en la vía pública. Cientos de aficionados del equipo escocés Rangers protagonizaron los hechos de violencia tras el partido que disputó esa escuadra con el ruso Zenit de San Petesburgo, que ganó 2-0 y se quedó con el título.
"Lo ocurrido anoche fue una desgracia. Fue una minoría, pero fue algo completamente inaceptable", agregó Brown, para quien un hecho deportivo "se degeneró en un acto de violencia". "La ministra del Interior (Jaqui Smith) hablará con la Policía del Gran Manchester acerca de lo ocurrido", concluyó Brown. Los incidentes, que registraron 52 heridos, comenzaron en la zona de Picadilly Gardens, donde se proyectaba el partido en una pantalla gigante, que sufrió un desperfecto y quedó oscurecida. Entre los detenidos había seis personas vinculadas al ataque con cuchillo a un aficionado ruso en el Estadio City of Manchester, quien fue trasladado a un hospital local tras recibir una puñalada en la espalda. Se estima que más de 100.000 simpatizantes se trasladaron a Manchester para el partido, la mayoría de los cuales de Rangers y sin boleto para ingresar al estadio. Además, la Policía del Gran Manchester reportó daños materiales en el centro de la ciudad, incluidos destrozos en un banco, una parada de autobús y un vehículo deportivo.
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