La Eurocopa llegó a su fin. España es campeona de Europa y la ciudad de Viena va dejando poco a poco ese estado de fiesta que la hipnotizó durante estas cuatro últimas semanas. Ahora sólo queda una zona de los aficionados semidesmontada y el recuerdo de la pasión puesta por los miles de hinchas españoles vitoreando al combinado nacional de Luis Aragonés.
De hecho, el recuerdo —corroborado por las autoridades— que ha quedado en Austria de la efusiva afición española ha sido inmejorable. Y no sólo por la gracia y originalidad de los variados cánticos de la hinchada el día de la final, que contrastaban y mucho con la dureza del «Deutschland, Deutschland» de los alemanes, sino por el exquisito comportamiento que demostraron los miles de españoles desplazados a la capital austríaca tanto dentro del estadio —donde hubo una minoría— como fuera del mismo. Y, por supuesto, por su forma de expresar la alegría tras la histórica victoria del domingo y la incontenible emoción porque su equipo volviese a alzar la copa de Europa después de 44 años. El contrapeso de la silenciosa retirada de los alemanes.
El sábado, otra vez normalidad
Hoy, en la plaza del Ayuntamiento, las grúas y camiones que desmontan el escenario a toda marcha reemplazan esa oleada amarilla y roja que tiñó la ciudad el domingo. Se calcula que el sábado próximo las calles céntricas vuelvan a abrirse al tránsito y esta urbe retome su cadencia habitual. Por su parte, la Policía de Viena hizo un balance muy positivo de los festejos tras la final del domingo, así como también del inmenso operativo de seguridad llevado a cabo durante la Eurocopa, que se dio por finalizado el lunes. Todos coinciden en que en un 99,9 por ciento del torneo sobresalió el aspecto pacífico y armónico entre los pueblos. Y se han ofrecido algunos datos curiosos que resumen lo sucedido dentro y fuera del estadio:
Alrededor de 2,4 millones de personas se movieron por Austria para presenciar el evento deportivo, de los cuales un millón llegaron desde el exterior. Se calcula en total unos cuatro millones de aficionados entre Austria y Suiza.
La Eurocopa 2008 fue la segunda más vista de la historia. En total 1.191.857 seguidores vieron los 31 partidos en los ocho estadios donde se disputó el torneo. Sólo la Eurocopa de 1996 en Inglaterra convocó más gente (1.269.894 personas) en los campos de juego. La media de la edición recién finalizada fue de 38.447 espectadores por encuentro.
No hubo ni un caso de dopaje. Por primera vez se tomaron muestras de sangre y orina a los futbolistas y, sin contabilizar la final, de la que aún no hay datos, han sido analizados 284 de los 386 jugadores sin que se haya registrado ningún positivo.
El día de la final Alemania-España hubo récord de afluencia en la zona de los aficionados de la capital austríaca. Unas 126.091 personas pasaron por el lugar durante ese domingo.
203 canales de televisión emitieron la final. Unos 1.700 periodistas de todo el mundo estuvieron en el estadio Ernst Happel y alrededor de 5.000 cubrieron el evento desde Viena, es decir, más que durante la visita a Austria del Papa Benedicto XVI en septiembre pasado o la del presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, en 2006.
En los 23 días que duró el torneo, 1.145.476 personas visitaron la zona de los aficionados de Viena. Allí consumieron alrededor de 1,5 millones de bebidas y unos 85.000 panecillos. La bebida por excelencia fue la cerveza, de la que se vendieron cerca de un millón de vasos de medio litro, seguida de los 350.000 de bebidas no alcohólicas y 150.000 copas de vino blanco.
Los recolectores de basura no lo han tenido fácil. Durante el campeonato retiraron de la zona 140 toneladas de residuos y 21 de botellas de plástico. Los barrenderos de la ciudad de Viena tuvieron que pasar hasta cinco veces por el lugar para dejarlo impecable para el día siguiente.
La televisión pública austríaca ORF reveló que 5.528.000 espectadores siguieron los 31 partidos de la Eurocopa por esta emisora. De ellos 1,9 millones vieron la victoria de España en la final. Es un dato significativo que el 43 por ciento de los espectadores eran mujeres.
Según los datos de la Policía, se produjeron en toda Austria durante este mes 580 detenciones, cinco personas quedaron en prisión preventiva y fueron formuladas 1.800 denuncias.
Alrededor de 2.500 policías estuvieron de servicio por las calles de Viena durante el torneo. También participaron 283 agentes de otras nacionalidades, sobre todo alemanes —pero también ocho españoles—, que llegaron para reforzar el operativo local.
Los equipos sanitarios en Austria[/13TEX-NEGRIT] tuvieron que intervenir en 5.200 ocasiones para ayudar a hinchas enfermos o heridos, y 853 personas debieron ser trasladadas al hospital.
De hecho, el recuerdo —corroborado por las autoridades— que ha quedado en Austria de la efusiva afición española ha sido inmejorable. Y no sólo por la gracia y originalidad de los variados cánticos de la hinchada el día de la final, que contrastaban y mucho con la dureza del «Deutschland, Deutschland» de los alemanes, sino por el exquisito comportamiento que demostraron los miles de españoles desplazados a la capital austríaca tanto dentro del estadio —donde hubo una minoría— como fuera del mismo. Y, por supuesto, por su forma de expresar la alegría tras la histórica victoria del domingo y la incontenible emoción porque su equipo volviese a alzar la copa de Europa después de 44 años. El contrapeso de la silenciosa retirada de los alemanes.
El sábado, otra vez normalidad
Hoy, en la plaza del Ayuntamiento, las grúas y camiones que desmontan el escenario a toda marcha reemplazan esa oleada amarilla y roja que tiñó la ciudad el domingo. Se calcula que el sábado próximo las calles céntricas vuelvan a abrirse al tránsito y esta urbe retome su cadencia habitual. Por su parte, la Policía de Viena hizo un balance muy positivo de los festejos tras la final del domingo, así como también del inmenso operativo de seguridad llevado a cabo durante la Eurocopa, que se dio por finalizado el lunes. Todos coinciden en que en un 99,9 por ciento del torneo sobresalió el aspecto pacífico y armónico entre los pueblos. Y se han ofrecido algunos datos curiosos que resumen lo sucedido dentro y fuera del estadio:
Alrededor de 2,4 millones de personas se movieron por Austria para presenciar el evento deportivo, de los cuales un millón llegaron desde el exterior. Se calcula en total unos cuatro millones de aficionados entre Austria y Suiza.
La Eurocopa 2008 fue la segunda más vista de la historia. En total 1.191.857 seguidores vieron los 31 partidos en los ocho estadios donde se disputó el torneo. Sólo la Eurocopa de 1996 en Inglaterra convocó más gente (1.269.894 personas) en los campos de juego. La media de la edición recién finalizada fue de 38.447 espectadores por encuentro.
No hubo ni un caso de dopaje. Por primera vez se tomaron muestras de sangre y orina a los futbolistas y, sin contabilizar la final, de la que aún no hay datos, han sido analizados 284 de los 386 jugadores sin que se haya registrado ningún positivo.
El día de la final Alemania-España hubo récord de afluencia en la zona de los aficionados de la capital austríaca. Unas 126.091 personas pasaron por el lugar durante ese domingo.
203 canales de televisión emitieron la final. Unos 1.700 periodistas de todo el mundo estuvieron en el estadio Ernst Happel y alrededor de 5.000 cubrieron el evento desde Viena, es decir, más que durante la visita a Austria del Papa Benedicto XVI en septiembre pasado o la del presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, en 2006.
En los 23 días que duró el torneo, 1.145.476 personas visitaron la zona de los aficionados de Viena. Allí consumieron alrededor de 1,5 millones de bebidas y unos 85.000 panecillos. La bebida por excelencia fue la cerveza, de la que se vendieron cerca de un millón de vasos de medio litro, seguida de los 350.000 de bebidas no alcohólicas y 150.000 copas de vino blanco.
Los recolectores de basura no lo han tenido fácil. Durante el campeonato retiraron de la zona 140 toneladas de residuos y 21 de botellas de plástico. Los barrenderos de la ciudad de Viena tuvieron que pasar hasta cinco veces por el lugar para dejarlo impecable para el día siguiente.
La televisión pública austríaca ORF reveló que 5.528.000 espectadores siguieron los 31 partidos de la Eurocopa por esta emisora. De ellos 1,9 millones vieron la victoria de España en la final. Es un dato significativo que el 43 por ciento de los espectadores eran mujeres.
Según los datos de la Policía, se produjeron en toda Austria durante este mes 580 detenciones, cinco personas quedaron en prisión preventiva y fueron formuladas 1.800 denuncias.
Alrededor de 2.500 policías estuvieron de servicio por las calles de Viena durante el torneo. También participaron 283 agentes de otras nacionalidades, sobre todo alemanes —pero también ocho españoles—, que llegaron para reforzar el operativo local.
Los equipos sanitarios en Austria[/13TEX-NEGRIT] tuvieron que intervenir en 5.200 ocasiones para ayudar a hinchas enfermos o heridos, y 853 personas debieron ser trasladadas al hospital.
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