Quienes creen que los barrabravas no sólo viven sino que también hacen alarde del halo de impunidad que los rodea tienen un nuevo motivo para reafirmar su teoría.
"Somos un mal necesario", sentenció Fabián Giannota, el líder de la barra de Estudiantes. La frase de Giannota no hace más que blanquear una vez más lo que los violentos creen de sí mismos. ¿Qué pensarán las autoridades del CoProSeDe, el organismo encargado de la seguridad en las canchas bonaerenses? ¿Y el Gobierno nacional, cuyo proyecto contra la violencia en el fútbol duerme desde hace dos años y tres meses en el Senado?Giannota es uno de los más de 100 barras de 30 clubes que el 17 de junio se reunieron en el buffet de Platense para firmar la paz en las canchas. "Fue un pacto. El folclore no es cagarse a trompadas afuera sino divertirse adentro de la cancha, donde ahí sí nos podemos putear. Esa fue la idea, y si se logra eso le va a molestar mucho a mucha gente, y a la Policía le va a molestar mucho porque viven gracias a las barras", aseveró el barra en diálogo con la FM Cielo, de La Plata.
Fernando Torugo Núñez, uno de los jefes de la barra de Gimnasia y Esgrima La Plata, también habló por la misma radio con el tono de quien se siente poco menos que intocable. "La reunión fue por una cuestión de buena onda, y a muchos no les conviene que querramos hacer las cosas bien."A Núñez no le gusta que se lo defina como uno de los jefes de la barra, condición que ostenta junto a Cristian El Volador Camilieri. "Soy uno de los referentes porque hace 25 años que voy a la cancha. Para mí, la palabra barrabrava no va. Somos hinchas fanáticos, gente humilde que no tiene plata para pagar.
"Según publicó Olé en noviembre de 2006, Núñez y Camilieri llegaron a viajar en el mismo avión que el plantel cuando Gimnasia visitó a Fluminense por la Copa Sudamericana de ese año. Por esa y muchas otras razones, los barras hacen un culto de la impunidad que los cobija.
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