Todos los jugadores del Génova y el presidente del club deberán comparecer ante el tribunal deportivo de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) por entregar sus camisetas a los «hooligans» en el partido jugado en casa contra el Siena el 22 de abril.
Todos los jugadores que estaban en el campo durante los incidentes están acusados y se enfrentan a sanciones y multas, tal como informan hoy los medios de comunicación italianos.
Aficionados radicales del Génova, furiosos por el 4-0 en contra en su propio estadio Marassi, arrojaron bombas de humo e intentaron irrumpir en el campo.
Los ultras exigieron a los jugadores del Génova que se quitaran la camiseta. La mayoría de ellos la entregaron a los líderes de los «ultras».
El partido prosiguió tras una interrupcion de 45 minutos y terminó con la derrota local por 4-1. Debido a que los jugadores se plegaron a las amenazas de sus propios «ultras», el Génova fue sancionado ya a jugar dos partidos a puerta cerrada.
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