Riazor presento otra vez su mejor imagen en el tercer encuentro de Liga que acoge esta temporada. Ni los ocasionales lluvias ni que fuese un lunes el día escogido para la celebración del partido hicieron mella en las gradas herculinas, que rozaron el lleno, como ya viene siendo habitual.
Horas antes de que el árbitro diese comienzo al partido, deportivistas y sevillistas tomaban los aledaños de Riazor pese a la lluvia, representando la hermandad que existe entre ambas aficiones. Poco a poco, estos y los que iban llegando al estadio comenzaron a llenar las gradas blanquiazules, que no mostraron su mejor aspecto hasta unos minutos después de las 21.30 horas, hora a la que comenzó el encuentro.
Como ocurre desde comienzo de temporada en Riazor y en el resto de estadios de Primera, pancartas y carteles recordaban el descontento de los aficionados con los horarios de los partidos. Desde preferencia, con un claro "No a los horarios", se pedía respeto al aficionado. "Insistimos, non ao fútbol os luns", rezaba otra de ellas, colocada justo encima de los Riazor Blues, que como siempre volvieron a ser el aliento del Deportivo y del resto del estadio durante los 90 minutos de partido.
Allí, en la grada de Maratón también se pudo ver alguna bandera de los Biris, homónimos sevillistas de los Blues. Y es que, aunque la afición sevillista acudió en su gran mayoría a la zona reservada para los hinchas visitantes, en la esquina superior entre Pabellón y Preferencia, tanto en la grada de los Blues como en el resto del estadio se pudo ver a aficionados del equipo andaluz disfrutar sin problemas del partido. La cordialidad entre ambos equipos en las gradas de Riazor volvió a ser la nota dominante.
Tifo para recibir al Dépor
En el instante en que Sevilla y Deportivo saltaron al césped de Riazor, el estadio recibió a su equipo con un tifo que tiñó de blanco y azul todo el estadio. El mosaico sirvió como chispa a una afición que volvió a ofrecer su apoyo incondicional al equipo y que ya en el minuto tres rugía con la primera ocasión de Bruno Gama.
Ni las lluvias que se presentaron en la tarde coruñesa ni el viento consiguieron enfriar a la hinchada blanquiazul. Una afición que se mostró, como ya lo hizo durante toda la pasada temporada, imbatible en su feudo y que no sabe de horarios a la hora de apoyar a su equipo. Aunque, eso sí, las gradas de Riazor no se olvidaron de recordarle a los que ordenan los horarios que los aficionados al fútbol de este país no comulgan con su forma de hacer las cosas.
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