Ricardo Mateo, líder de los 'Casuals', la facción más radical de la peña
barcelonista Boixos Nois, se enfrenta a una pena de cárcel de 119 años acusado
de 17 delitos, entre otros, jefatura de asociación ilícita para delinquir,
asesinato en grado de tentativa, tenencia ilícita de armas y tráfico de drogas.
La fiscalía considera que Mateo dirigía a un grupo organizado que presuntamente extorsionaba a discotecas de Barcelona, daba palizas por encargo, incluso dentro de la cárcel, y vendía droga.
Además de Mateo, el Ministerio Público reclama 41 años de cárcel para Alejandro Miquel Villegas, 33 para Antonio Torn y 70 para César Iván Muñoz, todos ellos supuestos integrantes de la organización. Se da la circunstancia de que Torn fue, presuntamente, el responsable de las amenazas de muerte que recibió el expresidente del Barcelona, Joan Laporta, después de que este vetara el acceso de los hinchas radicales al Camp Nou en 2003, una medida que fue pionera en el fútbol español y que puso a Laporta en el disparadero de los ultras, si bien desde entonces no han podido volver a los fondos del coliseo azulgrana.
Según la investigación, los 'Casuals' crearon una estructura que se inició como peña ultra, practicando «el fanatismo violento en torno al FC Barcelona», afirma la Fiscalía. Sin embargo, el fútbol no era más que un pretexto. El presunto grupo criminal adoptó la indumentaria y la apariencia de los hinchas radicales y en un principio se especializó en cometer atracos y secuestros a narcotraficantes, haciéndose pasar por agentes de la Guardia Civil. Simulaban un despliegue policial para robar su mercancía a los traficantes, a los que presuntamente infligían «palizas de inhumana crueldad», aunque sus fechorías solían quedar impunes dada la «marginalidad de las víctimas», según concluye la fiscalía en su escrito de acusación.
A partir de ahí, diversificaron sus actividades presuntamente delictivas, centrándose en la ejecución de agresiones por encargo y en extorsionar a discotecas, que se veían obligadas a pagar una especie de 'impuesto revolucionario' o a contratar a miembros de la organización como guardias de seguridad, a cambio de que no hubiera altercados en los locales. La Fiscalía concluye que Mateo y sus hombres obtuvieron «un enorme capital sin desempeñar actividad laboral lícita alguna».
En total, la acusación pública solicita penas de cárcel para 29 personas, detenidas en 2010 en una operación policial, en la que se les intervino un gran arsenal de armas, entre ellas un fusil ametrallador y 200.000 euros en efectivo. El núcleo duro de la organización lo formaban una docena de individuos, muy jerarquizados como toda asociación ilícita. La banda estaba integrada por dos subgrupos: los 'Casuals', tipos violentos de unos 40 años de edad y con un amplio historial delictivo, y los 'Minicasuals', que integraban a lo más jóvenes.
La fiscalía considera que Mateo dirigía a un grupo organizado que presuntamente extorsionaba a discotecas de Barcelona, daba palizas por encargo, incluso dentro de la cárcel, y vendía droga.
Además de Mateo, el Ministerio Público reclama 41 años de cárcel para Alejandro Miquel Villegas, 33 para Antonio Torn y 70 para César Iván Muñoz, todos ellos supuestos integrantes de la organización. Se da la circunstancia de que Torn fue, presuntamente, el responsable de las amenazas de muerte que recibió el expresidente del Barcelona, Joan Laporta, después de que este vetara el acceso de los hinchas radicales al Camp Nou en 2003, una medida que fue pionera en el fútbol español y que puso a Laporta en el disparadero de los ultras, si bien desde entonces no han podido volver a los fondos del coliseo azulgrana.
Según la investigación, los 'Casuals' crearon una estructura que se inició como peña ultra, practicando «el fanatismo violento en torno al FC Barcelona», afirma la Fiscalía. Sin embargo, el fútbol no era más que un pretexto. El presunto grupo criminal adoptó la indumentaria y la apariencia de los hinchas radicales y en un principio se especializó en cometer atracos y secuestros a narcotraficantes, haciéndose pasar por agentes de la Guardia Civil. Simulaban un despliegue policial para robar su mercancía a los traficantes, a los que presuntamente infligían «palizas de inhumana crueldad», aunque sus fechorías solían quedar impunes dada la «marginalidad de las víctimas», según concluye la fiscalía en su escrito de acusación.
A partir de ahí, diversificaron sus actividades presuntamente delictivas, centrándose en la ejecución de agresiones por encargo y en extorsionar a discotecas, que se veían obligadas a pagar una especie de 'impuesto revolucionario' o a contratar a miembros de la organización como guardias de seguridad, a cambio de que no hubiera altercados en los locales. La Fiscalía concluye que Mateo y sus hombres obtuvieron «un enorme capital sin desempeñar actividad laboral lícita alguna».
En total, la acusación pública solicita penas de cárcel para 29 personas, detenidas en 2010 en una operación policial, en la que se les intervino un gran arsenal de armas, entre ellas un fusil ametrallador y 200.000 euros en efectivo. El núcleo duro de la organización lo formaban una docena de individuos, muy jerarquizados como toda asociación ilícita. La banda estaba integrada por dos subgrupos: los 'Casuals', tipos violentos de unos 40 años de edad y con un amplio historial delictivo, y los 'Minicasuals', que integraban a lo más jóvenes.
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