Entre el «Del Nido vete ya» y el «Llorente vete ya», mediaron un día, unos cientos de kilómetros y un par de resultados adversos. Las gradas del Sánchez Pizjuán y Mestalla estallaron el sábado y ayer contra sus presidentes, responsabilizándoles de la crítica situación de sus respectivos equipos y acentuando unas divergencias que son patentes desde hace tiempo.
Las historias en ambos campos guardan diversas similitudes. Los andaluces parecían levantar cabeza después de haber sacado un empate en el descuento en el campo del Espanyol, donde jugaron varios minutos con diez. Aquel gol de Negredo el Cornellá acalló durante el primer tiempo del choque frente al Málaga a una afición que ya ha mostrado varias veces esta campaña su enojo con el club. Pero al regreso de los vestuarios, los visitantes hicieron su primer tanto y los cánticos arreciaron contra Del Nido. Y esta vez no fueron solo los Biris, el grupo radical contra el que el directivo ha emprendido una particular cruzada. A las voces de estos se sumaron el sábado las de la mayoría de una grada descontenta con la planificación del presidente, sus fichajes y su elección de entrenador.
Antes del derbi andaluz, el presidente había tratado de limar asperezas fotografiándose con una bandera de los Biris y repartiendo octavillas con la explicación de la entidad ante la polémica del traspaso de Sergio Ramos. Nada de eso fue suficiente para evitar la pañolada.
Pañolada en Mestalla
Una reacción muy similar a la que padeció Manuel Llorente en Valencia. La afición de Mestalla, quizá la más crítica de la Liga, estalló en abucheos en cuanto el Chori Domínguez, un ex de los del Turia, marcó el 0-1 con el que concluyó el partido y rompió con el amago de reacción del equipo esbozado la semana pasa en Pamplona en el estreno de Valverde en el banquillo.
A Llorente, cuya dimisión podría estar cercana según medios valencianos, se le critica por la mala planificación deportiva, vinculada a la fracasada aventura con Pellegrino, y el defenestrado intento de sanear la economía del club mediante un acuerdo con Bankia que no llegó a fructificar.
En Segunda, el Racing de Santander también atraviesa una situación delicada, fruto de la controvertida gestión de su directiva. Ayer lo pagó el presidente del club, Ángel Lavín, que fue increpado a la salida del estadio por una multitud de aficionados furiosos después de que el conjunto cántabro perdiera su encuentro frente al Sabadell. El Racing, en el que Gay sustituyó a Fabri, sigue en puestos de descenso.
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