Al término del encuentro del lunes contra el Valladolid la afición se dividió entre silbidos y aplausos a sus jugadores. Un grupo de aficionados acudieron a la puerta cero del estadio de Riazor, por la que habitualmente salen los futbolistas, y empujó a Salomão, así como al fisioterapeuta que lo acompañaba. Un portavoz del Deportivo reconoció ayer que, efectivamente, un empleado del club había sido increpado tras el partido, pero aseguró que desconocía si algún jugador había corrido la misma suerte.
En su comparecencia pública, el argentino Lux negó conocer que compañeros suyos fueran «agredidos» por aficionados cuando abandonaron el estadio tras el choque. «Yo no escuché que ningún compañero mío haya sido agredido. Obviamente, no estamos de acuerdo con las agresiones físicas, si eso pasa. Después, las agresiones verbales, los insultos,... esto es fútbol. Hay que agachar la cabeza y trabajar aún con más fuerza», indicó.
Sin embargo, fuentes del vestuario reconocieron que tanto Salomão como un fisioterapeuta fueron zarandeados. Agentes de la policía actuaron de inmediato y la situación no pasó a mayores, ni se repitió con otros compañeros, pues Valerón conversó con los aficionados más descontentos y la mayoría de los jugadores dejó el estadio con discreción por la puerta de atrás.
Los sucesos no se repitieron ayer, cuando al menos media docena de vigilantes de una empresa de seguridad privada acudieron a Riazor en previsión de incidentes a la salida del entrenamiento del Dépor, que trabajó a puerta cerrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario