El Calderón no fue suficiente. El estadio rojiblanco fue el de las grandes noches. Estuvo en ebullición desde antes del encuentro. Rugió como nunca. O como siempre. Y estalló en el segundo 41 de partido, cuando Fernando Torres marcó un golazo que igualaba la eliminatoria. Pero no fue suficiente.
El Barça empató el partido. El Atlético se volvió a adelantar. Y empate, y gol de Neymar para poner el 2-3. Y todo eso antes del descanso. Pese a lo adverso del resultado, la afición rojiblanca siguió animando a su equipo. La remontada estaba lejos, muy lejos. Pero no era cuestión de dejar solos a los jugadores.
El ambiente en la previa era excelente. Los seguidores colchoneros lanzaron papeles en la salida de ambos conjuntos al terreno de juego. Una atmósfera argentina con la que el Atlético salió en tromba a por el Barcelona. Así logró el primer tanto. Pero no supo, o no pudo, contenerse para aguantar el resultado y el Barça les sorprendió en una contra, algo poco usual en los de Simeone.
Y es que, defensivamente hablando, el equipo rojiblanco no fue el que acostumbra. Puede que influyese la baja del sancionado Godín. O que Oblak pudiese hacer más. O que enfrente estaban tres de los mejores atacantes del planeta. El caso es que ayer los colchoneros hicieron aguas en defensa. En la primera parte, dos contras y un gol en propia puerta de Miranda en un córner, originado después de que Rakitic recibiese un balón solo en el área en un desajuste más del equipo.
La actuación de Gil Manzano enervó al Calderón. Y más cuando tras el descanso, los aficionados contaron diez jugadores de su equipo. Habían expulsado a Gabi, y cuando se enteraron, explotaron. Los cánticos de “Corrupción en la Federación”, “estoy hasta los h… del Barça y del Madrid” y “manos arriba, esto es un atraco” comenzaron a resonar en el Manzanares, con el fondo sur dado la vuelta al césped en señal de protesta. Y los jugadores, desquiciados en el campo, con Arda incluso tirando una bota al asistente.
El partido, y la eliminatoria, estaban acabados. Pero la grada siguió apoyando al equipo. La afición fue la de siempre, pero el equipo, defensivamente, no. El Calderón no fue suficiente para remontar la eliminatoria, pero siempre dio la cara. En las buenas y, sobre todo, en las malas. Como cantó el estadio a pleno pulmón: "Orgullosos, de estos jugadores".Y para rematar, "Campeones, Campeones".
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