La afición del Valencia disfrutó de un día grande después de mucho tiempo sin celebrar un éxito a final de temporada. El valencianismo necesitaba una alegría después de un curso que al final se ha hecho muy largo, pero que ha tenido el desenlace esperado. Los seguidores blanquinegros, ayer una masa naranja, que viajaron hasta el estadio del Almería pasaron buenos y malos ratos, hasta que una vez que el árbitro señaló el final llegó el momento de celebrarlo. Y lo hicieron con sus ídolos, que durante un rato compartieron la felicidad con ellos, con regalos de camisetas incluidos.
Parte del estadio Juegos del Mediterráneo se tiñó de naranja y de los colores de la senyera. A los cerca de 700 hinchas valencianistas que viajaron con las entradas del club, se unieron varias decenas de los que se trasladaron por su cuenta y tenían sitio en otras partes del estadio. En prevención de cualquier incidente, el Almería impedía a entrar a estos aficionados al resto de las gradas, tal como obliga la normativa en partidos de alto riesgo. Con mucho sentido común, la policía avisó de la posibilidad de que se reubicaran en la zona de la afición visitante. Llevar el equipaje, bandera o cualquier otro símbolo del Valencia servía para unirse al gran grupo de valencianistas, donde la tensión se mascó durante todo el partido. El «sí se puede, sí se puede» de los almerienses tras el 1-0 fue contestado con toda la grada visitante botando tras el empate.
El grueso de color naranja no paró de animar a su equipo. Lo hicieron desde la llegada del autobús al estadio. A las 16.55 llegaba el autocar al recinto, donde los aficionados lo recibieron con cánticos como «¡Esta es l'afició d'un Valencia CF campió!»
El otro centro de atención fue Peter Lim, al que le también le dirigieron ánimos con entonación.
Los seguidores del Valencia se hicieron de notar desde el inicio de la tarde. A las 17.17 horas lanzaron una traca fuera del estadio. Había fiesta. Con la salida al palco de Lim, los hinchas del Valencia volvieron a animar. Este es uno de los aspectos que ha sorprendido mucho a Lim y al resto de su equipo de Singapur durante sus apariciones en Mestalla y en algunos desplazamientos.
La nota negativa fue la evacuación de un aficionado del Valencia tras una avalancha, que no pasó a mayores.
Desde Singapur, la hija de Peter Lim, Kim Lim, mostraba su alegría por el resultado ataviada de valencianista. «Mi corazón no ha parado. He llorado porque soy tan feliz».
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