Si tiene un buen rato, vaya a la página web de la Liga de Fútbol Profesional (www.lfp.es), en su pestaña de búsqueda teclee «nota informativa» y léase las 15 que, desde el 20 de enero, el organismo presidido por Javier Tebas ha publicado en relación a los cánticos con los que las aficiones se solazan en la grada. Si no tiene un buen rato, lea: durante estos pocos más de cuatro meses, la LFP ha denunciado hasta 55 cánticos de toda índole (violentos la mayoría) y ha dado traslado de esas melodías al Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol, órgano encargado de poner las sanciones. Haciendo un pequeño ejercicio de memoria, resulta que de esas 55 denuncias, un total de cero han sido castigadas. Exactamente cero.
Vuelve a escena, cómo no, la pelea que existe entre la Liga y la Federación, entre Javier Tebas y Ángel María Villar, y desde la muerte del hincha del Deportivo, Jimmy, en diciembre en los aledaños del Vicente Calderón, a cuenta de la lucha contra la violencia se han vivido episodios verdaderamente delirantes. El último es este, y admítase la repetición: 55 denuncias, cero castigos.
Eso sí, desde la LFP dan por hecho que esos castigos llegarán, aunque claro, al ritmo que marca el Comité de Competición. «Por lo que nos consta, el porcentaje de expedientes que se archivan o sobreseen es bajo. Ya hay algunos de esos expedientes con propuestas de sanción, todas económicas, que van desde los 6.000 hasta los 18.000 euros. Es verdad que los expedientes se están dilatando en el tiempo y eso hace que se pierda de alguna manera la inmediatez con relación al hecho», explica Alfredo Lorenzo, el director de seguridad de la LFP, el coordinador de los informadores que la patronal envía cada fin de semana a todos los partidos. Esos hombres son los encargados de hacer los informes.
Nueve equipos denunciados
Informes en los que hay de todo: desde cánticos del tipo «¡Pepe Castro marioneta!», cuya violencia es ciertamente discutible, hasta los más feos, que no vienen al caso pero que cualquiera que haya pisado un campo de fútbol se puede imaginar. Están también, por supuesto, los más famosos. «¡Es un borracho, Cristiano es un borracho!», escuchado en el Camp Nou y el de «¡Messi subnormal!», en una tarde aciaga para la hinchada del Espanyol, que recibió todas sus denuncias (siete) el mismo día: el del derbi contra el Barcelona. Son los mismos de siempre, que nadie se engañe. Son siempre los grupos ultras de cada equipo los que cantan estas cosas. Las denuncias afectan a nueve equipos, lo cual quiere decir que hay 11 que no han recibido crítica alguna.
Quedan pocas dudas de lo orgullosa que se siente la LFP de su propio trabajo escuchando a Lorenzo. «El papel de La Liga es aportar todo lo que esté a su alcance para erradicar la violencia del fútbol, y nuestro cometido va más allá de presentar ante los órganos pertinentes la información de lo que pasa en algunos estadios. Trabajamos en educación con colegios, en campañas de fomento de los comportamientos positivos con los aficionados, en estrategias de prevención con los clubes y un largo etcétera», insiste el director de seguridad.
Pregunta.- Con el Decreto aprobado por el Gobierno, la Liga asume nuevas competencias sancionadoras y maneja los derechos de televisión. ¿Por qué no ha perseguido atribuirse también competencias sancionadoras para estos comportamientos?
Respuesta.- ... [No hubo]
No tiene respuesta la LFP para una cuestión relativamente sencilla. Se escuda de nuevo en que es el Comité de Competición quien debe ejecutar las sanciones. En la Federación, entre tanto, nadie sabe nada.
El papel de la Comisión Antiviolencia
La otra vía sancionadora obra en poder de la Comisión Antiviolencia, pero nunca en este ámbito, el de los cánticos en las gradas, porque la Comisión sólo puede hacer propuestas de sanción a personas físicas o jurídicas. Vamos, a personas con nombres y apellidos. Hay decenas de estos castigos cada semana (por orinar sobre miembros de seguridad, por pelearse, por escupir, por no tener entradas, etc...). Sólo hace apenas 15 días se produjo una sanción llamativa.
Se ha hablado mucho de la relación de los clubes con sus ultras. Pues bien, el único club sancionado por resultar acreditada esta relación es el Sevilla -equipo que, por cierto, es el campeón de Liga en esto de los cánticos (ver apoyo). El pasado día 14, Antiviolencia sancionaba al finalista de la Europa League con 60.000 euros «por graves deficiencias en las medidas de control y reparto de entradas para el partido de la 19ª jornada de Liga contra el Málaga jugado el 18 de enero». «Al quedar acreditado», sigue el escrito, «que se facilitaron entradas a uno de los cabecillas del grupo ultra 'Biris Norte'». Al muchacho, al que la Policía cogió in fraganti llenándose los bolsillos, le han reiterado la prohibición, que ya tenía, de entrar en recintos deportivos. Y le han caído otros 60.000. Y nada más.
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