España y Croacia se enfrentan este martes (21.00 horas, Telecinco) en el partido que decidirá la selección que accede a octavos de final de la Eurocopa como primera del Grupo D. Un duelo que se prevé intenso sobre el césped y también muy tenso en las gradas después de que los aficionados croatas protagonizaran graves incidentes en el anterior encuentro ante la República Checa. La amenaza de que hoy intenten repetir los disturbios es real porque los radicales están en «guerra» con la Federación de su país, presidida por Davor Suker, el exdelantero del Sevilla y del Real Madrid. Las autoridades croatas creen que la mayor parte de estos «hooligans» continúa en Francia y que en el duelo ante España podrían intentar repetir disturbios dentro del estadio.
El miedo de Rakitic a su gente
¿Cuál es el origen de esta guerra? Para los aficionados españoles puede resultar difícil entender los motivos que llevan a los radicales croatas a poner en peligro la futura participación de su selección en las próximas grandes citas. La UEFA ya abrió un expediente a la Federación de ese país después de que sus hinchas lanzaran bengalas y petardos al césped en los últimos minutos del partido ante la República Checa. Si los incidentes se repiten esta noche, la sanción podría ser muy dura. La amenaza de expulsión de la competición, sin embargo, no asusta ni disuade a los ultras croatas. Su objetivo es provocar cuanto más ruido mejor para dejar en evidencia a su Federación, aunque su objetivo no es Davor Suker. Quieren la cabeza de Zdravko Mamic, su vicepresidente.
Zdravko Mamic ha conseguido algo que parecía imposible. Enemigos irreconciliables, los ultras del Dinamo de Zagreb y del Hajduk Split han hecho causa común contra el «hombre fuerte» del fútbol croata. A pesar de que presidió el Dinamo hasta el pasado mes de febrero, los radicales del conjunto de la capital croata no le perdonan haberse enriquecido de forma ilícita a cuenta de su club.
Y es que Mamic dimitió en febrero después de que la Fiscalía abriera una tercera investigación por corrupción contra él, su familia y varios de sus colaboradores. Al expresidente se le considera responsable de transferencias ilegales de dinero al extranjero, mediante compañías en paraísos fiscales, relacionadas con traspasos de exjugadores del club, incluidos el de Luka Modric al Tottenham inglés en el año 2008 y el de Mateo Kovacic al Inter de Milán en 2013. Un enriquecimiento personal que no perdonan los hinchas más radicales, los temidos «Bad Blue Boys».
La Torcida del Hajduk Split también tiene en el punto de mira a Mamic, pero por motivos diferentes. Este grupo ultra acusa a la Federación de «odio, desprecio y discriminación» hacia todos los croatas que provienen de la región de Split y Dalmacia, en el sur del país. Apuntan directamente al vicepresidente federativo y recuerdan su pasado como presidente del Dinamo de Zagreb, el eterno enemigo de su equipo y al que, según afirman, sigue beneficiando.
Las autoridades croatas creen que la mayor parte de estos «hooligans» sigue en Francia y el Ministerio del Interior ha facilitado a la policía francesa todos sus nombres para que sean detenidos. Según el diario croata «Jutarnji list», el perfil de estos ultras es el de varones de entre 26 y 36 años de edad, en su mayoría no casados.
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