La policía antidisturbios ha tenido que recurrir en Marsella a gases lacrimógenos y un cañón de agua para acabar con los disturbios provocados por los ultras polacos que se encontraban cerca del estadio de Velodrome, cuando unos aficionados comenzaron una pelea.
Desde dos horas antes de que comenzara el encuentro se fueron congregando cada vez más hinchas en torno a la Plaza de la Ronda del Prado y junto a una de las entradas del estadio. Ni los vehículos antidisturbios ni las fuertes medidas de seguridad, que incluían un tanque con un cañón de agua, han podido evitar que los altercados comenzasen.
La policía incluso tomó fotografías de los ultras que parecían más peligrosos para que la identificación fuera más fácil en caso de que hubiese algún altercado y estos fuesen detenidos. Algo que no se logró con los aficionados rusos, a los que solo se pudo expulsar del país a pesar de tener conocimiento de su participación en los disturbios ocurridos al comienzo de la Euro 2016.
Lanzamiento de bengalas, detonación de petardos, lanzamiento de objetos y peleas entre hinchas polacos motivaron la movilización de la policía. Poco antes, en Puerto Viejo, ya habían detenido a cuatro personas.
Sin embargo, los altercados no acabaron fuera del estadio ya que, al comienzo del partido, mientras sonaba el himno polaco, se encendió una bengala y desplegó una pancarta que decía “defensores de la cultura europea”.
Debido a estos incidentes se ha declarado el encuentro de alto riesgo, por lo que se ha movilizado a un alto número de policías y se han aumentado las restricciones de venta de bebidas alcohólicas. Se incluye la venta para llevar y el consumo en la vía pública.
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