El Atlético de Madrid liquidó el Frente Atlético, su grupo de seguidores más radical, por su participación en el asesinato de un aficionado ultra del Deportivo de la Coruña, Francisco Javier Romero Taboada alias Jimmy, el 30 de noviembre de 2014. Disolvió esta peña de extrema derecha, expulsó a miembros del campo y prohibió que se exhibieran sus símbolos. Pero la contundencia del club duró cuatro semanas. Dos años y medio después del crimen, el Frente Atlético vuelve a estar completamente operativo y representa otra vez una amenaza para los aficionados al fútbol de toda España.
En el club mantienen que el Frente Atlético ya no existe, pero sólo hay que seguir ligeramente la actualidad del equipo para comprobar que esa afirmación es una enorme falacia. Tanto que, según ha podido saber El Confidencial, la Policía Nacional ha advertido recientemente a través de la Oficina Nacional del Deporte (OND) -responsable de las relaciones con los delegados de seguridad de los clubes de fútbol- de que se ha detectado un preocupante aumento de la actividad del Frente Atlético y de que sus miembros se están desplazando de nuevo por todo el territorio español para animar a su equipo en los partidos que juega a domicilio. En esos otros estadios, además, los integrantes de la peña han comenzado a exhibir otra vez pancartas y banderas identificativas, en algunos casos, como en Pamplona, junto a símbolos preconstitucionales. También han paseado recientemente su nombre por los estadios del Sevilla, Eibar y Alavés.
Fuentes policiales han confirmado a este diario la alerta y aseguran que el renacimiento del Frente Atlético se debe a que las restricciones que aplicó el club rojiblanco tras el asesinato de Jimmy han quedado reducidas a aspectos casi cosméticos. Aunque el grupo ya no está formalmente reconocido, la gran mayoría de sus integrantes -en torno a 1.000 socios y 3.000 simpatizantes- puede acceder libremente al estadio, entre ellos, algunos implicados en el crimen de 2014. El club sólo prohíbe el acceso a los 82 miembros señalados por las investigaciones que abrió la Policía para esclarecer el asesinato. El resto de miembros, a pesar de estar indentificados por las Fuerzas de Seguridad como violentos, puede pasearse libremente por las gradas del Vicente Calderón. Y no se producen expulsiones desde el verano de 2015.
Las medidas del club son tan leves que no han tenido ningún efecto en la estructura del grupo. Según ha podido saber El Confidencial, la mayoría de los participantes en la reyerta con los Riazor Blues del Deportivo de La Coruña sigue en sus filas. Los líderes tampoco han variado.
Ningún otro grupo ultra de España tiene dos asesinatos en su historial. Otras organizaciones se habrían venido abajo con ese récord delictivo, pero el Frente Atlético ha redoblado esta temporada su actividad para celebrar con orgullo su 35 aniversario. El pasado 19 de enero, en un partido de Copa del Rey contra el Eibar, decidió no animar hasta el minuto 3 para protestar por la decisión de la directiva de modificar el escudo del club. Promovió la campaña desde sus cuentas en redes sociales, en las que tampoco esconde su nombre, y logró lo que buscaba. Durante los tres minutos del partido, un enorme hueco presidió el fondo sur. Un enorme hueco que fue perfectamente apreciable desde el palco.
En otras ocasiones, el grupo ha encontrado la legitimidad que necesita para seguir existiendo en los propios jugadores. La noche del 31 de enero, apenas unas horas antes de que el equipo se enfrentara al FC Barcelona en otra eliminatoria de Copa del Rey, el Frente Atlético se movilizó para animar a la plantilla en el hotel en el que estaba concentrada. Los radicales acudieron a la cita con bengalas y pancartas. Se situaron en la primera línea de la masa, pero eso no impidió que la plantilla al completo, con el entrenador a la cabeza, Diego Pablo Simeone, saliera a la calle para agradecerles el apoyo.
El simulacro de la disolución ni siquiera aguantó un mes. En enero de 2015, el propio presidente del club, Enrique Cerezo, tras comprobar cómo el fondo sur se quedaba vacío durante varios partidos, pidió al Frente Atlético que volviera. Y lo hizo de forma explícita. “El Frente Atlético es el Frente Atlético y mientras esté en la actualidad como tiene que estar, pues no tendrá ningún problema y será siempre bien recibido en el Calderón”, manifestó Cerezo en un acto público. En ese momento, Jimmy sólo llevaba cuatro semanas bajo tierra. Pero la directiva del club no esperó más tiempo para empezar a mirar hacia otro lado.
Un portavoz cualificado del Atlético de Madrid preguntado por este diario niega que los radicales representen una amenaza y defiende que han tomado medidas contra ellos. Asegura que en estos momentos no existe ningún problema con los ultras y, a pesar de las evidencias, reitera que el Frente Atlético ya no existe. En opinión de este portavoz, sus seguidores no tienen ningún tipo de participación en la vida del club y no hay ninguna otra medida que adoptar.
Los expertos de la Policía Nacional no están de acuerdo. Alertan de que los ultras tienen una presencia en el campo casi idéntica a la que exhibían antes del asesinato de Jimmy y lamentan que el club esté permitiendo que se desplacen con entradas por los campos de la Primera División, disparando así el riesgo de enfrentamientos con aficionados de otros equipos. Las mismas fuentes recuerdan que los Riazor Blues juraron venganza por la muerte de su miembro y que grupos de extrema izquierda alienados con los radicales del Deportivo de la Coruña también tienen al Frente Atlético en su punto de mira por ese crimen. Según denuncian estas mismas fuentes, la directiva del Atlético de Madrid no sólo no impide que sus radicales viajen, sino que además pide a las Fuerzas de Seguridad que escolten a la peña en los desplazamientos para garantizar su protección.
El Atlético de Madrid liquidó el Frente Atlético, su grupo de seguidores más radical, por su participación en el asesinato de un aficionado ultra del Deportivo de la Coruña, Francisco Javier Romero Taboada alias Jimmy, el 30 de noviembre de 2014. Disolvió esta peña de extrema derecha, expulsó a miembros del campo y prohibió que se exhibieran sus símbolos. Pero la contundencia del club duró cuatro semanas. Dos años y medio después del crimen, el Frente Atlético vuelve a estar completamente operativo y representa otra vez una amenaza para los aficionados al fútbol de toda España.
En el club mantienen que el Frente Atlético ya no existe, pero sólo hay que seguir ligeramente la actualidad del equipo para comprobar que esa afirmación es una enorme falacia. Tanto que, según ha podido saber El Confidencial, la Policía Nacional ha advertido recientemente a través de la Oficina Nacional del Deporte (OND) -responsable de las relaciones con los delegados de seguridad de los clubes de fútbol- de que se ha detectado un preocupante aumento de la actividad del Frente Atlético y de que sus miembros se están desplazando de nuevo por todo el territorio español para animar a su equipo en los partidos que juega a domicilio. En esos otros estadios, además, los integrantes de la peña han comenzado a exhibir otra vez pancartas y banderas identificativas, en algunos casos, como en Pamplona, junto a símbolos preconstitucionales. También han paseado recientemente su nombre por los estadios del Sevilla, Eibar y Alavés.
Fuentes policiales han confirmado a este diario la alerta y aseguran que el renacimiento del Frente Atlético se debe a que las restricciones que aplicó el club rojiblanco tras el asesinato de Jimmy han quedado reducidas a aspectos casi cosméticos. Aunque el grupo ya no está formalmente reconocido, la gran mayoría de sus integrantes -en torno a 1.000 socios y 3.000 simpatizantes- puede acceder libremente al estadio, entre ellos, algunos implicados en el crimen de 2014. El club sólo prohíbe el acceso a los 82 miembros señalados por las investigaciones que abrió la Policía para esclarecer el asesinato. El resto de miembros, a pesar de estar indentificados por las Fuerzas de Seguridad como violentos, puede pasearse libremente por las gradas del Vicente Calderón. Y no se producen expulsiones desde el verano de 2015.
Las medidas del club son tan leves que no han tenido ningún efecto en la estructura del grupo. Según ha podido saber El Confidencial, la mayoría de los participantes en la reyerta con los Riazor Blues del Deportivo de La Coruña sigue en sus filas. Los líderes tampoco han variado. Los expertos policiales sitúan a Sergio Santiago Martínez alias Bufalín y a Tomás Crespo Lorenzo en la cúspide de la peña. Ambos fueron investigados por ese asesinato. Otro de sus cabecillas actuales, Álvaro Cortecedo Ganzo alias Kit-Kat, fue condenado incluso en primera instancia por el asesinato de Jimmy, aunque fue luego absuelto por la Audiencia Provincial de Madrid. En su cúpula hay hasta un radical que ya tuvo que comparecer ante la Justicia por el primer asesinato del Frente Atlético, el del seguidor de la Real Sociedad Aitor Zabaleta, en 1998. Se trata de Juan María López Sánchez alias El Barry.
Ultras del Frente Atlético, despidiendo a la plantilla esta mes de febrero, antes de un desplazamiento del equipo a Barcelona para un encuentro de la Copa del Rey. En primera línea, la pancarta de la peña.
Ultras del Frente Atlético, despidiendo a la plantilla esta mes de febrero, antes de un desplazamiento del equipo a Barcelona para un encuentro de la Copa del Rey. En primera línea, la pancarta de la peña.
Ningún otro grupo ultra de España tiene dos asesinatos en su historial. Otras organizaciones se habrían venido abajo con ese récord delictivo, pero el Frente Atlético ha redoblado esta temporada su actividad para celebrar con orgullo su 35 aniversario. El pasado 19 de enero, en un partido de Copa del Rey contra el Eibar, decidió no animar hasta el minuto 3 para protestar por la decisión de la directiva de modificar el escudo del club. Promovió la campaña desde sus cuentas en redes sociales, en las que tampoco esconde su nombre, y logró lo que buscaba. Durante los tres minutos del partido, un enorme hueco presidió el fondo sur. Un enorme hueco que fue perfectamente apreciable desde el palco.
En otras ocasiones, el grupo ha encontrado la legitimidad que necesita para seguir existiendo en los propios jugadores. La noche del 31 de enero, apenas unas horas antes de que el equipo se enfrentara al FC Barcelona en otra eliminatoria de Copa del Rey, el Frente Atlético se movilizó para animar a la plantilla en el hotel en el que estaba concentrada. Los radicales acudieron a la cita con bengalas y pancartas. Se situaron en la primera línea de la masa, pero eso no impidió que la plantilla al completo, con el entrenador a la cabeza, Diego Pablo Simeone, saliera a la calle para agradecerles el apoyo.
Miembros del Frente Atlético, esta temporada, en el campo del Sevilla. Tapan sus caras para que no puedan ser identificados por la Policía.
Miembros del Frente Atlético, esta temporada, en el campo del Sevilla. Tapan sus caras para que no puedan ser identificados por la Policía.
El simulacro de la disolución ni siquiera aguantó un mes. En enero de 2015, el propio presidente del club, Enrique Cerezo, tras comprobar cómo el fondo sur se quedaba vacío durante varios partidos, pidió al Frente Atlético que volviera. Y lo hizo de forma explícita. “El Frente Atlético es el Frente Atlético y mientras esté en la actualidad como tiene que estar, pues no tendrá ningún problema y será siempre bien recibido en el Calderón”, manifestó Cerezo en un acto público. En ese momento, Jimmy sólo llevaba cuatro semanas bajo tierra. Pero la directiva del club no esperó más tiempo para empezar a mirar hacia otro lado.
Un portavoz cualificado del Atlético de Madrid preguntado por este diario niega que los radicales representen una amenaza y defiende que han tomado medidas contra ellos. Asegura que en estos momentos no existe ningún problema con los ultras y, a pesar de las evidencias, reitera que el Frente Atlético ya no existe. En opinión de este portavoz, sus seguidores no tienen ningún tipo de participación en la vida del club y no hay ninguna otra medida que adoptar.
Los expertos de la Policía Nacional no están de acuerdo. Alertan de que los ultras tienen una presencia en el campo casi idéntica a la que exhibían antes del asesinato de Jimmy y lamentan que el club esté permitiendo que se desplacen con entradas por los campos de la Primera División, disparando así el riesgo de enfrentamientos con aficionados de otros equipos. Las mismas fuentes recuerdan que los Riazor Blues juraron venganza por la muerte de su miembro y que grupos de extrema izquierda alienados con los radicales del Deportivo de la Coruña también tienen al Frente Atlético en su punto de mira por ese crimen. Según denuncian estas mismas fuentes, la directiva del Atlético de Madrid no sólo no impide que sus radicales viajen, sino que además pide a las Fuerzas de Seguridad que escolten a la peña en los desplazamientos para garantizar su protección.
La Liga de Fútbol Profesional (LFP) también ha mostrado recientemente su inquietud por el avance del Frente Atlético. El presidente de la patronal de los clubes, Javier Tebas, reconoció en una entrevista concedida a As que se ha “producido un rebrote de la actividad” de la peña. No obstante, un portavoz de la LFP defiende las medidas que ha tomado el Atlético de Madrid para contener al grupo. Recuerda que, por ejemplo, fue el primer club en colocar tornos biométricos en la zona de los radicales para evitar que entren los expulsados.
Pero eso tampoco va a impedir que el Frente Atlético cumpla 36 años. Quizá el final de los violentos dependa de otros factores. El pasado fin de semana, durante un encuentro de Liga contra el FC Barcelona, los ultras vivieron un episodio que no preveían. El resto del campo los silbó por no apoyar de nuevo al equipo durante los tres primeros minutos del partido y cantar luego “el Atleti somos nosotros”. La peña planeaba mantenerse en silencio durante los 90 minutos del partido de este domingo contra el Valencia, pero la reacción del resto de los aficionados la ha forzado a suprimir una nueva protesta. El divorcio puede vivir un segundo episodio esta misma tarde.
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