La Eurocopa celebrada el pasado verano sacó a la luz un grave problema del fútbol europeo, ignorado hasta entonces en gran parte del Viejo Continente no se sabe si de manera consciente o inconsciente: la violencia de los grupos ultras rusos. Hasta entonces no tenían la fama de los ingleses, por ejemplo, pero su comportamiento en Francia hizo saltar las alarmas y disparó la preocupación sobre lo que puede pasar en el Mundial 2018, que se disputará en Rusia.
En tierras francesas, los grupos violentos rusos protagonizaron graves incidentes, sobre todo en Marsella, donde se encontraron con los 'hooligans' ingleses. La zona del Puerto de Viejo de la ciudad de la Costa Azul se convirtió en una zona de batalla y en las gradas del Estadio Vélodrome se vivieron momentos angustiosos cuando los ultras rusos decidieron atacar a aficionados ingleses, que huyeron como pudieron.
Esos incidentes, lejos de ser condenados en Rusia, fueron defendidos. Uno de los principales apoyos que recibieron los ultras fue el de Igor Lebedev, vicepresidente de la Duma, cámara baja rusa. "No veo nada de malo en que los hinchas peleen. Al contrario, ¡seguid!", escribió en su perfil de Twitter. Ahora, Lebedev tiene una idea para acabar con el problema de la violencia en el fútbol: convertirla en un deporte.
El diputado, que también forma parte de la federación rusa, propone peleas entre grupos de 20 personas, desarmadas, en un estadio, según recoge 'AP'. Hasta le ha puesto un nombre: 'draka' (pelea en ruso). "Rusia sería pionera en un nuevo deporte", escribió Lebedev el 3 de marzo en la web del LDPR, partido ultraderechista al que pertenece.
Los ultras rusos advierten a los ingleses
La conexión de Lebedev con los ultras del fútbol ruso es conocida. Tiene relación Alexander Shprygin, el líder de la Asociación de Seguidores de la Selección Rusa (VOB en sus siglas en ruso) que fue deportado por Francia junto a otros 19 miembros de asociación durante la Eurocopa. Shprygin tiene relación con el presidente ruso, Vladimir Putin, y con el Vitali Mutko, actual presidente de la federación y ministro de Deportes hasta el año pasado.
Los ultras rusos se caracterizan por su nacionalismo y se ven a sí mismos como la avanzadilla de un país heroico en una Europa que se ha rendido al liberalismo y la homosexualidad. Aunque Gianni Infantino, presidente de la FIFA, mostró recientemente su confianza en las autoridades rusas, existe mucha preoocupación por lo que puede suceder en el Mundial del año que viene (y en la Copa Confederaciones del próximo verano).
En un documental emitido recientemente por 'BBC 2', un líder ultra advierte a los aficionados ingleses de que si van a Rusia, serán un objetivo. "100% garantizado", dice. Lebedev, por su parte, asegura que no pasará nada. "Hemos tomado todas las medidas de seguridad y hemos modernizado la legislación. Ningún turista tiene razón alguna para tener miedo a viajar a nuestro país en 2018", dice.
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