El periodista Gustavo Grabia, experto en barras, desvela en Infobae detalles hasta ahora no revelados sobre el ataque al micro de Boca en su llegada al Monumental. El operativo de seguridad fracasó y el vehículo fue apedreado, lo que a la postre provocaría la suspensión del partido y el traslado de la final de Libertadores a Madrid. La causa judicial abierta que instruye Adriana Bellavigna estudia las grabaciones de las comunicaciones entre la Superintendencia de Operaciones y los efectivos desplegados a pie de calle. Algunas, según informa Grabia, "son difíciles de entender".
"15 minutos antes de que el micro pasara por la ya célebre esquina de Lidoro Quinteros y Libertador, donde se produjo la agresión de los hinchas de River hacia el plantel de Boca. Los cuatro grupos de combate que había en la zona, acompañando a la gente de Prefectura que estaba formando dos hileras para contener a la gente, se desplazaron extrañamente por Quintero hacia Figueroa Alcorta dejando la zona más conflictiva vacía de los elementos disuasivos y represivos más importantes con los que contaba el operativo". Pese a que el micro de Boca se acercaba a la zona, no volvieron a su posición. A la Policía, pendiente de los barras, les sorprendió desprevinidos la violencia con la que se emplearon hinchas considerados como comunes y no peligrosos.
Por los incidentes solamente fue detenido Matías Firpo y condenado a dos años y cuatro meses de prisión. Un ataque no planeado, con objetos que los hinchas tomaron de las calles. El ministro de Seguridad, Martín Ocampo, presentó su renuncia tras el caos. Ningún otro político ni agente policial ha sido destituido.
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